En el corazón de Lavadores, un estanco de la calle Ceboleira se ha convertido en el epicentro de un pequeño milagro cotidiano. El sorteo de Euromillones del martes 7 de octubre ha dejado un premio de tercera categoría (37.569,55 euros) en el Despacho Receptor nº 87.920, situado en el número 58 de esta vía del barrio vigués.
La combinación ganadora, 24, 39, 42, 43, 48 con las estrellas 5 y 8, no ha encontrado acertantes de primera categoría, pero ha premiado a tres personas en Europa, dos de ellas en España, con Vigo como uno de los puntos afortunados. En una ciudad este golpe de suerte despierta ilusión y especulación en un barrio de raíces trabajadoras..
Un sorteo sin bote, pero con ganadores discretos
El sorteo, celebrado anoche con una recaudación de 36.953.653 euros, no ha encontrado acertantes de primera categoría (5+2), dejando el bote acumulado en 29 millones para el próximo viernes. Sin embargo, la tercera categoría (cinco números sin estrellas) ha repartido 37.569,55 euros a tres boletos: uno en Vigo, otro en Valladolid y un tercero en el extranjero. La combinación ha encendido un destello de esperanza en la calle Ceboleira, una vía modesta de Lavadores donde las tiendas de barrio y las casas bajas componen el paisaje diario.
Euromillones, el sorteo paneuropeo que desde 2004 aglutina a países como Francia, Bélgica o Portugal, es un imán para los soñadores: con un bote mínimo de 17 millones que crece con cada sorteo sin ganador, su atractivo radica en esa promesa de transformar la rutina. En Vigo, una ciudad donde la lotería se entrelaza con la tradición un premio de tercera categoría no es el Gordo, pero sí un alivio tangible: 37.569 euros que podrían financiar una reforma, liquidar deudas o, simplemente, regalar un respiro en tiempos de inflación.
El estanco que sella un sueño
El Despacho Receptor nº 87.920, un estanco anclado en el número 58 de la calle Ceboleira, es el escenario de esta pequeña victoria. En Lavadores, un barrio donde el eco de los astilleros y la memoria de las conserveras aún resuenan, el establecimiento es un punto de paso para vecinos que compran tabaco, sellan quinielas o prueban suerte con un boleto. Aquí, alguien (anónimo por ahora, como manda la discreción de Loterías y Apuestas del Estado) marcó los cinco números, quizás en un alto tras el café matutino o en la pausa de un día laboral. El premio, neto y libre de impuestos para cantidades inferiores a 40.000 euros, es un chute de oxígeno en una economía local donde el salario medio apenas supera los 1.800 euros mensuales.
El boleto de Ceboleira no transformará Lavadores, pero sí regala una historia que se contará en las panaderías y los talleres mecánicos. Mientras el bote de Euromillones crece hacia los 29 millones para el próximo sorteo, Vigo celebra esta victoria menor con la misma calidez con la que abraza sus días grises. En el número 58, el estanco sigue abierto, y los boletos, como promesas, esperan al próximo afortunado. Porque en Vigo, la suerte siempre tiene acento gallego.