Faltan apenas 15 días para cumplirse un año del inicio de las obras de la ‘macrourbanización’ de lujo en Barrio do Cura, momento en el que el alcalde Abel Caballero se mostró orgulloso al dar el pistoletazo de salida a una de las «grandes transformaciones de Vigo en toda su historia«.
Y 12 meses después todavía quedan un par de edificios del ámbito en pie y contados vecinos y vecinas que viven en sus inmuebles. De ellos, los que más resistieron los ‘embistes’ del gigante urbanístico y de la promotora Barrio do Cura Desarrollo SL fueron los hermanos Sira y José Antonio Carrasco, los dueños del legendario Casa Roucos que, esta vez sí, se puede decir que han vencido a Goliat.
Y es que el promotor ha dado otro paso ante el Concello de Vigo para poder deshacerse del inmueble ubicado en el número 6 de la calle Santa Marta, donde siguen los hermanos Carrasco en sus pisos y en su emblemática taberna marinera, siendo el único que queda en pie en esta calle. Concretamente, en la última semana de septiembre presentaron la solicitud de inicio del procedimiento de desalojo del edificio.
La justificación para esta petición pasa por detectar «riesgos estructurales», aunque el objetivo real es poder avanzar en las obras y levantar así en esta zona el edificio Lúa y Estrela ya que el Ardora, el que se encuentra más cercano a San Francisco, ya es claramente visible desde cualquier punto del Paseo de Alfonso y O Berbés.
Lo cierto es que cualquiera que pase un rato en el histórico bar tiene que soportar los ruidos y fuertes vibraciones que se producen cada vez que las máquinas se acercan al inmueble. De hecho, Sira y José Antonio sospechan que los están cercando para «obligarlos» a irse ya, cuestión que fuentes cercanas a la obra han reconocido a VIGOÉ, llegando incluso algunos operarios a pasar muy malos ratos al tener que superar los límites y umbrales que deben mantenerse en el perímetro de una vivienda que se encuentre en una zona de obras.
Con todo, los hermanos tienen claro que el inmueble no se viene abajo, pero están pendientes de una visita de los técnicos de Urbanismo para dirimir la solicitud hecha por los promotores del futuro complejo residencial de lujo.
Se quedan en el barrio
Sin embargo, y casi de forma paralela, estos hermanos naturales de Cenlle pero que se trasladaron al corazón histórico de Vigo cuando eran pequeños, han conseguido ya un acuerdo para quedarse en el barrio y mantener la mítica taberna, abierta por sus padres allá por el año 1953.
Punto de encuentro de grandes personalidades, escritores y pintores a lo largo de estos años, tales como Laxeiro, Xosé Luis Méndez Ferrín, Bieito Ledo o Antón Pulido, entre muchos otros, agrandaron la leyenda y trayectoria cultural y social de la taberna y de su «Capilla Sixtina».
Decenas de cuadros, esculturas o figuras decorativas se esconden entre sus paredes de piedra, siendo testigos únicos de vivencias y conversaciones que se quedarán en el recuerdo como un gran legado de la identidad patrimonial de Vigo. Incluso, en la entrada existe una placa con una inscripción de la ruta Laxeiro, donde se fija que fue lugar frecuentado por el pintor desde el año 1971 y hasta poco antes de su muerte.
Y al menos, ese «alma» y «esencia» de Casa Roucos permanecerá en el barrio. Era lo que pedían y lo han logrado. La perseverancia y resistencia de Sira y José Antonio -con la ayuda de su equipo de abogados- ha hecho que finalmente el promotor de Barrio do Cura haya cedido a sus peticiones, dándole a los hermanos lo que solicitaban y que, como señalan cada vez que se habla con ellos, «era lo justo».
No pedían dinero. Solamente querían quedarse en su barrio de toda la vida con lo que era suyo: los mismos metros de tres pisos de su propiedad en el número 6 de Santa Marta y mantener Casa Roucos y su «Capilla Sixtina». De hecho, hasta habían llegado a hacer una propuesta que le trasladaron desde Sídney y de la que se hizo eco este periódico.
Y así será. De modo que, tras el acuerdo, que José Antonio califica más de «intercambio», se quedarán con lo que habían solicitado: tres pisos en la futura urbanización y mantener Casa Roucos en la calle Santa Marta. De hecho, el bar se trasladará un poco hacia la calle Llorente, justo en la curva, pero formará parte del bajo comercial del futuro edificio Lúa.
Allí ya proyectan el futuro del que será el ‘renovado’ pero tradicional Casa Roucos. Porque es lo que quieren: trasladar el «alma» de la clásica casa de comidas con recetas protagonizadas por Sira y mantener la «esencia» y calidad con productos gallegos y de la Ría de Vigo. Para ello tendrán la ayuda del afamado arquitecto Alfonso Penela, redactor y responsable del diseño del exclusivo complejo residencial de Barrio do Cura. Y es que fue precisamente por esto por lo que se conocieron, mostrando el ampliamente galardonado profesional vigués una clara empatía con la legendaria taberna y sus propietarios.
Próximo cierre y búsqueda de alquiler
Le quedan así los días contados a Casa Roucos. De hecho, ya han alquilado un bajo para ir llevando sus cosas y abandonar sus casas y su restaurante de toda la vida mientras siguen a la búsqueda de alquiler para poder vivir mientras no les den las llaves de sus futuros hogares con el objetivo de volver así a la zona histórica -aunque completamente transformada- de Barrio do Cura.
Están contentos pero se trata de una alegría contenida puesto que, en ningún caso, se podrá resarcir lo que pierden después de tantos años de vivencias en el número 6 de Santa Marta. Es una compensación satisfactoria pero ellos, como muchos de los vecinos y vecinas con los que trató el promotor inmobiliario, preferían no haber llegado a esto.
Con todo, no tienen fecha exacta para el cierre, barajan unas semanas en función de la búsqueda de piso para alquilar y del traslado de todas sus pertenencias. Pero lo que sí tienen claro es que el restaurante no abrirá en otro espacio, con lo que se trata de un adiós prolongado ya que les han dado un plazo de tres años para entregarles las viviendas y el local comercial donde tendrá su reapertura Casa Roucos. Para ello, las obras de la ‘macrourbanización’ tienen que acelerar su evolución a pasos agigantados.