Las obras en la ‘macrourbanización’ residencial de lujo de Barrio do Cura en pleno centro de la ciudad avanzan a un gran ritmo llamando la atención de viandantes y locales que, día tras día, transitan y pasean por el Paseo de Alfonso.
Los plazos se presumen apurados y la UTE adjudicataria de los trabajos -conformada por las constructoras DFR y San José- no escatiman esfuerzos para cumplir las previsiones que, según constató el alcalde Abel Caballero en el inicio de las obras en octubre del pasado 2024, se fijaba en tres años, es decir, deben estar listas a finales del año 2027.
De hecho, el compromiso de entrega -como fecha límite- para muchas de las familias y particulares que tienen reservado ya alguno de los pisos del nuevo complejo desde hace más de dos años, es junio del año 2028.
De este modo, el edificio Ardora, el primero de ellos que se puso en marcha y que se encuentra en la zona más baja de la parcela, lindando prácticamente con el ámbito de O Berbés, ya empieza a ser visible con sus cimientos y plantas bajas.
Tras él, le seguirán los inmuebles Lúa y Estrela, de forma escalonada, y para completar las 298 viviendas proyectadas, 34 más que las planteadas inicialmente tras el visto bueno dado por Urbanismo el pasado mes de febrero a los cambios de edificabilidad de cada uno de los tres edificios que se levantarán en el ámbito.
De ellas, unas 30 se destinarán a vivienda de protección, ubicándose en el edificio ya en obras, el Ardora. Pero además de las viviendas de lujo -de 1 a 4 dormitorios y con superficies medias de 120 metros cuadrados, teniendo la mayoría de ellas vistas a la Ría-, el ámbito se completa con 302 plazas de aparcamiento subterráneo así como con múltiples dotaciones comerciales y espacios verdes.
La inversión total alcanzaría los 45 millones de euros teniendo en cuenta los presupuestos de cada uno de los tres edificios y el desarrollo de las infraestructuras paralelas.
Y todo ello contrasta con la situación que siguen viviendo los vecinos de los edificios que todavía resisten la contienda del ‘gigante’ urbanístico y sel promotor de Barrio do Cura. Y es que los últimos edificios de Santa Marta ya están siendo historia.
Los números 8 y 10 junto al 36 de la histórica calle ya se han demolido para poder conformar en la curva de Santa Marta con Torrecedeira la nueva glorieta de acceso al ámbito y al nuevo vial que atravesará el complejo y que llegará desde la calle Elduayen en túnel si el proyecto sale adelante.
Mientras, el edificio del número 6, donde se encuentra el histórico y emblemático restaurante de Casa Roucos sigue resistiendo y aguantando hasta que no lleguen a un acuerdo con los promotores del desarrollo residencial.