Una empresa puede pasar por muchos momentos importantes a lo largo de su trayectoria. Tanto para garantizar su supervivencia en situaciones críticas, como a la hora de establecer estrategias o modelos de negocio, necesitará de un consultor que pueda guiar a los miembros de su sociedad.
Un consultor puede allanar el camino de una empresa cuando ésta necesite embarcarse en ciertos procedimientos, siendo algunos de éstos indispensables para poder iniciar proyectos de negocio o despuntar su posición en el mercado. El modelo canvas o el plan de viabilidad, por ejemplo, son estrategias que una empresa deberá implementar si quiere asegurar su visión a futuro.
¿En qué consisten las estrategias de negocios?
Cuando una empresa necesita saber cuánto de rentable será un determinado proyecto, elabora lo que se denomina un plan de viabilidad. Similar al plan de empresa, el plan de viabilidad tiene un enfoque mayor en los aspectos económico-financieros, con estimaciones que abarcan desde los tres a cinco años a futuro.
Se puede llevar a cabo por distintos motivos. En primer lugar, para lograr que otros inviertan en el proyecto, convenciéndolos de que efectivamente será rentable y asegurándose de que es posible continuar con el mismo. Además, para estar al tanto de algunas de las variables fundamentales o el importe total que costará. Así, el plan de viabilidad debe basarse necesariamente en la tesorería previsional, la cuenta de explotación y el balance de pérdidas y ganancias previsionales.
El método canvas tiene un propósito similar al plan de viabilidad. En este caso, se trata de una manera de esquematizar modelos de negocio, para cualquier persona o empresa que quiera iniciar un emprendimiento, mediante una plantilla. Esto permite gestionar estratégicamente nuevos planes, o documentar los que ya se encuentran en progreso.
El papel del consultor
Ahora bien, conociendo la importancia de ambos modelos, podemos decir que el consultor tendrá un papel realmente necesario en su desarrollo, ya que ayudará a la empresa a llevarlos a cabo con éxito. Éste puede ser contratado por tiempo indeterminado y para una misión en particular, así como es posible que los miembros de la sociedad quieran recurrir a él más de una vez en distintos períodos de tiempo.
Es decir, que la manera más efectiva de recurrir a un consultor es mediante el método outsourcing, lo que permite economizar tiempo, dinero y aportar flexibilidad a la contratación, haciendo posible para la sociedad realizar los cambios que considere necesarios. Cabe mencionar que esto aporta una mayor competencia, ya que se le da la oportunidad a muchos proveedores de ofrecer sus servicios.
Hablamos de la importancia de un consultor porque éste sabrá exactamente con qué está lidiando, ya que conocerá a fondo el mundo de los negocios, las leyes, y tendrá la información que a las empresas puede estarles faltando o desconocen. Su rol consiste en una especie de nexo entre los empresarios y las normativas, funcionando como representante ante cualquier tipo de procedimiento judicial.
Es intermediario, además, entre la empresa y su plantilla de trabajadores, ya que asesorará para que el desempeño sea el mejor, y aconsejará en casos de despidos o conflictos de este estilo. Tendrá que asegurarse de que la sociedad esté al tanto de sus obligaciones fiscales y tributarias, orientándola en estas cuestiones y haciendo las sugerencias pertinentes para evitar dificultades. Es el que elaborará los contratos y documentos legales para determinadas situaciones, ajustándolos a las circunstancias.
Por todo esto, la figura de un consultor es prácticamente esencial en la vida de una empresa, para garantizar que todos los planes, proyectos y, en general, su crecimiento, se desarrolle de manera óptima y exitosa.