El tren AVLO de las 9:44 horas que cubre la ruta Vigo-Madrid, operado por Renfe, se convirtió esta mañana (18 de junio) en escenario de indignación y confusión para decenas de pasajeros. Al abordar el convoy en estaciones como Vigo, Pontevedra, Vilagarcía de Arousa, Santiago de Compostela y Ourense, muchos descubrieron que sus asientos asignados no existían o habían sido vendidos duplicadamente. Como resultado, numerosos viajeros, incluidos personas con movilidad reducida y familias con niños, se vieron obligados a viajar de pie en pasillos y entre vagones, generando tensiones y serias preocupaciones sobre la seguridad en caso de una parada de emergencia.
Un error en la venta de billetes
La pesadilla comenzó en las primeras paradas del trayecto, cuando los pasajeros, con billetes adquiridos para un servicio de alta velocidad, se encontraron con un AVLO, el servicio de alta velocidad low-cost de Renfe, que utiliza trenes Talgo S-106 con una capacidad de hasta 581 plazas en clase única. Sin embargo, un fallo en el sistema de reservas provocó que algunos asientos asignados no correspondieran a la configuración real del tren. “Nosotros pagamos 8 euros extra para tener asientos contiguos, pero al subirdescubrimos que nuestro vagón termina en el asiento 9, y a mí me asignaron el 10”, explicó Leticia, una pasajera que viaja con muletas. “Estoy esperando a que el revisor nos indique dónde sentarnos, de momento me encuentro en el asiento 9 esperando una reubicación”, añadió.
El problema se agravó en cada parada. En Santiago, donde subieron numerosos peregrinos del Camino de Santiago, la falta de asientos generó crispación, especialmente entre quienes no dominaban el idioma y no comprendían las explicaciones del personal. “La gente está de pie en los pasillos y entre vagones, esperando a que los reubiquen en cualquier hueco libre”, relató Leticia. “Vi a un padre que tuvo que cargar a su hija pequeña en brazos para que una joven pudiera sentarse. Es una situación indignante”.
Pasajeros de pie en un tren de alta velocidad
La presencia de pasajeros sin asiento plantea un grave problema de seguridad, especialmente en un tren que alcanza velocidades de hasta 300 km/h. En caso de una parada de emergencia, las personas que viajan de pie en pasillos o entre vagones estarían expuestas a un mayor riesgo de caídas o lesiones. Los trenes AVLO, diseñados para maximizar la capacidad con asientos 2+2 por fila, no cuentan con espacios específicos para pasajeros sin plaza asignada, lo que convierte los pasillos en áreas improvisadas de espera.
Además, la configuración del tren, con 12 vagones y un diseño de bajo coste que elimina servicios como el vagón cafetería, limita las opciones para redistribuir a los pasajeros. “El interventor está haciendo lo que puede, pero es evidente que el problema viene de arriba, de la venta de billetes”, señaló Leticia. La situación se complica por el retraso acumulado, que, según el servicio de atención al cliente de Renfe, es “habitual” en esta ruta, que incluye paradas en Zamora y Medina del Campo antes de llegar a Madrid-Chamartín.
El interventor como única autoridad
El servicio de atención al cliente de Renfe, contactado por Vigoé, reconoció las incidencias, pero delegó la responsabilidad en el personal a bordo. “Sabemos que el tren lleva un retraso dentro de lo habitual para esta ruta. La máxima autoridad es el interventor, quien se encargará de gestionar la reubicación de los pasajeros afectados”, afirmó un portavoz. Posteriormente fuentes de Renfe aclararon a Vigoé que lo ocurrido esta mañana ha sido un hecho aislado y los pasajeros viajaron de pie «mientras se les reubicaba y acomodaba»; este situación sucedió debido a un cambio de material y al utilizarse componentes destinado a un tren AVE, con menor capacidad que un tren AVLO.
La respuesta de Renfe contrasta con las expectativas de los pasajeros, muchos de los cuales pagaron tarifas adicionales para garantizar asientos específicos. “Nos vendieron un servicio que no han cumplido”, lamentó Leticia. “Nosotros adquirimos un billete para alta velocidad y nos hemos encontrado un AVLO con menos comodidades, que un AVE, y sin sitio para sentarnos. No es solo una molestia, es una falta de respeto”.
Frustración y tensiones a bordo
El ambiente a bordo del AVLO era de creciente frustración, según los testimonios recopilados. La ruta, que recorre Pontevedra, Vilagarcía, Santiago y Ourense antes de dirigirse a Madrid, atrajo a un grupo diverso de viajeros, desde peregrinos hasta familias y profesionales. La falta de asientos no solo generó incomodidad, sino también tensiones entre los pasajeros, especialmente cuando algunos intentaban negociar cambios de plaza para acomodar a personas con necesidades especiales.
“Es un caos. Hay peregrinos que no entienden qué pasa porque nadie les explica en su idioma, y el personal está desbordado”, han descrito sobre lo sucedido esta mañana en el AVLO. La ausencia de servicios adicionales, como máquinas de vending funcionales o personal suficiente para atender las quejas, exacerbó la percepción de un servicio deficiente. “Esto no es low-cost, es low-quality”, sentenció la pasajera, resumiendo el sentir de muchos a bordo.
¿Un modelo sostenible?
El incidente pone en cuestión la fiabilidad del AVLO, un servicio lanzado por Renfe en 2021 para ofrecer alta velocidad a bajo coste, con billetes desde 7 euros. Aunque su popularidad ha crecido, con rutas que conectan Madrid con destinos como Barcelona, Valencia, Alicante y, desde 2024, Vigo, las críticas por fallos operativos no son nuevas. Reseñas en plataformas como Tripadvisor o comentarios en redes sociales como X han señalado problemas como retrasos, falta de mantenimiento y hacinamiento en los vagones.
Los pasajeros afectados exigen explicaciones y compensaciones por parte de Renfe, así como medidas para evitar que estos fallos se repitan. La empresa, que presume de un servicio “sostenible y accesible”, deberá revisar su sistema de reservas y garantizar que la capacidad de los trenes coincida con los billetes vendidos. Mientras tanto, el interventor del AVLO de las 9:44 sigue reubicando pasajeros en un viaje que, lejos de ser una experiencia de alta velocidad, se ha convertido en un trayecto de incomodidad e incertidumbre.