Los delegados sindicales aseguran que los empleados están “hartos de despidos, EREs, concursos y preconcursos” y por ello llaman a la Consellería de Sanidade a proporcionarles “una estabilidad y un futuro”. Aunque la información que están recibiendo por parte de la dirección es escasa, los trabajadores dan por hecho que la operación se cerrará entre el miércoles y el jueves con la firma de la compraventa.
La plantilla se está mostrando muy preocupada por las consecuencias de esta transacción, ya que el comprador, Ribera Salud, está en manos de un fondo de inversión extranjero y esta compañía ya tuvo problemas en el Hospital de Alzira, que acabó siendo rescatado por la Generalitat Valenciana. Aunque el Sergas ha pedido que se mantenga la calidad asistencial y las condiciones laborales, los sindicatos advierten de que “por escrito no hay nada y las palabras se las lleva el viento”.
Los empleados de Povisa han sido recibidos este miércoles por diferentes miembros del Parlamento de Galicia, tanto del PSOE como del BNG y En Marea. Todos ellos han coincidido en exigir explicaciones al conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuíña, y para ello le interpelarán de manera oficial y por escrito, con el objetivo de conocer qué pasos dio la Xunta para vigilar el proceso de venta.
La parlamentaria nacionalista Montse Prado ha apoyado la petición del Comité de Empresa para que el Sergas compre Povisa y lo haga público en lugar de dejarlo “en manos de un fondo de especulación” que “fue denunciado por corrupción” en Valencia, donde incluso llegó a intervenir la Fiscalía y se registraron quejas por una peor atención a los pacientes. Por ello, desde el BNG temen que esta situación acabe afectando a los usuarios del centro médico vigués.
Prado ha recordado que esta operación “no es una transacción entre particulares” sino una operación que involucra a la sanidad gallega y que el Sergas “está capacitado” para adquirir el hospital por “sólo 22 millones de euros”.