En primer lugar se avecina una época de máxima estabilidad en el Concello, donde nuestro alcalde no dependerá del humor del representante del Bloque o del jefe de los populares. Ahora D. Abel I el Arrasador podrá instalar todos los parques de pequeños y mayores que le pete porque su poder es absoluto y nadie le llevará la contraria.
Un segundo punto viene a raíz de la Diputación, un enemigo declarado que ponía todos los palos que podía en las ruedas de nuestro gobierno municipal. Dentro de unos días, acuerdo mediante con el BNG, Dña. Carmela será la presidenta del organismo y remará en el mismo sentido que Abel y sus vigueses.
El tercer apartado no es un tema baladí. Y es que D. Alberto, el presidente autonómico ha cambiado el rictus y ya no tuerce el gesto al oir el acento vigués. Recibirá en breve a nuestro alcalde D. Abel II el Pacificador y se adivina un tiempo de colaboración entre las dos administraciones.
Todavía hay un cuarto epígrafe que se refiere al Ministerio de Fomento. Dña. Ana y resto de ministros comenzarán una etapa dialogante con políticos de signo contrario, porque la sociedad lo ha demandado con fuerza y D. Abel III el Negociador puede sacar buenos réditos de la ministra de Obras Públicas.
Por último y no menos importante, D. Abel, el actual vicepresidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, es ahora el alcalde más influyente de todo el país gracias a los resultados electorales del domingo, con el poder que ello acarrea.
A este paso los bilbaínos van a ser unos meros acomplejados al lado de nosotros los vigueses.
