Los esfuerzos de promoción llevados a cabo por el Concello de la ciudad, así como las obras de remodelación, han elevado el número de vuelos, de conexiones y de pasajeros, compitiendo perfectamente con los aeropuertos cercanos, tanto el aeropuerto de Lavacolla, en Santiago de Compostela, como el -apeadero- de Alvedro, en A Coruña. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, parece como si existiera un conjunto de intereses ocultos en contra de Peinador y de la ciudad de Vigo.Nadie se explica por qué las calibraciones de los sistemas de navegación aérea llevaron tanto tiempo. ¿Por qué no existieron soluciones alternativas que no deterioren los tráficos y perjudiquen a los pasajeros? Habría que preguntar quién es el beneficiado de este fiasco. Y la respuesta parece bien fácil. No obstante, conviene señalar que de seguir así las cosas no sólo se perjudica a la ciudad de Vigo, sino también a Galicia. E incluso se perjudica a España, puesto que el aeropuerto de Sá Carneiro, de Oporto, sigue evolucionando positivamente y aprovechando estas luchas de intereses. Para zanjarlo es preciso buscar soluciones, y la solución pasa por buscar a los responsables. ¿Acaso en otros aeropuertos también ocurrió lo mismo y suprimieron y desviaron vuelos durante semanas, perdiendo miles de pasajeros que tardarán en volver? Que busquen al responsable, porque tiene que estar escondido en alguna parte con una maleta llena de disculpas baratas. Esto no se puede consentir ni repetir.




















