La segunda etapa de la 56ª edición de La Solitaire du Figaro Paprec, un recorrido de 486 millas desde la bahía de Morlaix hacia Vigo, entró ayer en una fase crítica marcada por vientos flojos y una dorsal anticiclónica que ralentiza el avance de los 34 regatistas en solitario. A solo un día de la esperada llegada a la ría olívica, prevista para la mañana del viernes 19, los patrones apuran sus estrategias para sortear una nueva zona de calmas que amenaza con desbaratar el orden de la flota. Con Jules Ducelier (Région Normandie) al frente, seguido por Adrien Simon (Faun) y el debutante Victor Mathieu (Elitys), la etapa se perfila como un tablero de ajedrez donde cada maniobra cuenta.
Tras un arranque el lunes bajo condiciones exigentes, con olas de hasta cuatro metros, la jornada del miércoles trajo un giro: vientos de apenas tres a cinco nudos que obligaron a los navegantes a optimizar ajustes de velas y trayectorias. La dorsal de alta presión, un obstáculo recurrente en esta travesía, fragmentó la flota en dos grupos principales, con Hugo Cardon (Sarth’Atlantique) y Charlotte Yven (Skipper Macif 2023) liderando un subgrupo occidental que ha ganado terreno al enganchar mejores ángulos de viento. A 161 millas de Finisterre, según la última actualización, la regata permanece abierta, con una flota extendida sobre 110 millas y un suspense que crece conforme se acerca la costa gallega.
Entre la calma y la búsqueda del viento
El miércoles, los regatistas se dividieron en dos bloques tácticos. El grupo sur, liderado inicialmente por Ducelier, optó por converger hacia un punto de paso para cruzar la dorsal y enganchar los vientos del este que soplan a lo largo de la costa española. Sin embargo, la noche trajo un quiebre: Cardon y Yven, más al oeste, aceleraron al aprovechar un viento más favorable, situándose en cabeza. En el grupo central, Quentin Vlamynck (Les Étoiles Filantes), Alexis Loison (Groupe REEL), Paul Morvan (French Touch – Foricher) y el propio Ducelier mantienen un ángulo óptimo hacia Finisterre, mientras Victor Mathieu, desde una posición más oriental, capitaliza su trayectoria en solitario para escalar hasta el octavo puesto.
«Cruzamos la dorsal que nos bloqueaba desde hace tiempo, pero la noche fue agotadora, con poco viento y muchos empanajes para salir de la calma», explicó Victor Le Pape (Région Bretagne – CMB Espoir) en la sesión de radio de las 6:00. «Ahora apunto a A Coruña en ruta directa, aunque la dorsal podría complicarnos de nuevo. Hay que descansar para no llegar quemado a Vigo». Por su parte, Maël Garnier (Selencia-Cerfance), en una posición intermedia, destacó su enfoque: «La travesía de la dorsal fue conforme a las previsiones, pero evito pegarme a la costa para no quedar atrapado por las calmas. Estoy al límite, pero cómodo».
Más al este, el debutante Eliaz Morineau (Demain sans HPV), en 19ª posición, saboreaba su primera experiencia: «Tras Bretaña, me fui solo hacia el sudeste, temiendo la dorsal, pero los partes me dieron confianza. Puse el spinnaker, con música de fondo, y estoy disfrutando. Es frustrante no ver a los rivales en el AIS, pero esta etapa es increíble».
Resistencia y esperanza
Las comunicaciones por radio revelaron el desgaste físico y mental tras tres días en solitario. Alexis Loison, que remontó desde el fondo de la tabla hasta el grupo de cabeza, subrayó la intensidad táctica: «El viento cambia constantemente en fuerza y dirección. Estoy en un grupo pequeño rumbo a Finisterre, siguiendo la ruta directa. Creo en mi opción sin obsesionarme con los demás». Hugo Dhallenne (Skipper Macif 2025) admitió las dificultades: «El viento no para de girar, y aplicarlo a la estrategia es complicado. Vamos todos al sur, por encima de cabo Ortegal, para pillar los vientos del este hacia A Coruña».
Quentin Vlamynck, por su parte, celebró las pequeñas victorias: «Navego según las oscilaciones del viento, con el piloto automático en ceñida. Pude quitarme capas de ropa, ¡eso es felicidad pura!». Sin embargo, todos coinciden en que las próximas horas serán decisivas: una nueva burbuja anticiclónica, justo en la ruta hacia Vigo, amenaza con frenar la flota a pocas millas de la meta. Quien mejor negocie este último escollo podría asegurarse un puesto de honor en la llegada.
Vigo, a punto para la gran bienvenida
Mientras los regatistas libran su batalla contra los elementos, Vigo ultima los preparativos para recibirlos. El Puerto de Vigo, en colaboración con la Deputación de Pontevedra y la Xunta de Galicia, ha transformado los Jardines del Cable y el muelle de Portocultura en un vibrante village que abrirá sus puertas este jueves a las 16:00 con talleres, juegos artesanales y foodtrucks que celebran la gastronomía gallega bajo el lema «Galicia sabe a mar». El viernes, la llegada de los primeros barcos (potencialmente liderados por Cardon o Yven) será el pistoletazo de salida para un fin de semana inolvidable.
Luisa Sánchez, vicepresidenta de la Deputación, expresó su entusiasmo: «La llegada de la flota será un momento emocionante. Cada barco trae historias de esfuerzo y superación. Queremos que Vigo viva esta aventura, participando en un programa que refleja nuestra identidad marítima». El sábado incluirá la entrega de premios a las 12:00, visitas de asociaciones locales y experiencias inmersivas, mientras que el viernes por la noche la Black Stereo Band pondrá ritmo al village. El domingo, a las 12:30, la ría se despedirá de los 34 solitarios con una salida final hacia Saint-Vaast-la-Hougue, bajo la mirada del puente de Rande y las islas Cíes.
Con la flota a menos de 90 millas de la costa, Vigo aguarda el desenlace de una etapa que combina estrategia, resistencia y la imprevisibilidad del Atlántico. La ciudad, lista para ser el faro de esta odisea, se prepara para grabar en su memoria una nueva página de su historia náutica.