Su consumo es mínimo, así como la contaminación directa que provocan (no así la indirecta, que no resulta nula), y ya son una clara alternativa para aquellos que utilizan motores de explosión o de combustión. Además del agradable silencio de su funcionamiento, aunque peligroso, porque no se les oye cuando se acercan.
En la ciudad de Vigo, algunos aparcamientos subterráneos ofrecen gratuitamente la recarga de los coches y motos. Y en algunos hoteles de Galicia y Portugal, como el que se observa en la fotografía, ya ofrecen aparcamientos con recarga eléctrica en sus instalaciones. Todo por un mundo más ecológico.