Según informó la Jefatura, los hechos se registraron a las 16:00 horas del 24 de diciembre cuando agentes de la sección de la Unidad Medioambiental de Intervención Rural (UMIR) de la Policía Local se trasladaron a un domicilio de la calle Barcelona en cuyo patio de luces una vecina había localizado una gaviota herida, que no tenía posibilidad de abandonar el lugar por sus propios medios.
Una vez en el edificio, los policías observaron que la gaviota tenía ambas patas enganchadas con un señuelo de pesca de tres anzuelos, que se habían clavado en su cuerpo. La configuración de esos anzuelos hacía imposible su retirada sin causar un daño mayor al ave, por lo que procedieron a cortar las puntas y así poder extraerlos.
La vecina poseía conocimientos sanitarios, por lo que se encargó de practicar la desinfección de las heridas y las curas a la gaviota. Estas tareas las realizó mientras los agentes sujetaban al ave, evitando ser atacados por ella. Minutos después y al comprobar que la gaviota se encontraba perfectamente, se la devolvió a su hábitat, donde emprendió el vuelo.