Todo estaba preparado y el presidente de la Xunta no se pudo negar. Asumió su responsabilidad como jardinero eventual y, con un uniforme de trabajo compuesto por traje, corbata e impolutos zapatos, manejó la pala con cierta destreza -para un análisis concienzudo ver el vídeo- para rellenar el agujero de tierra y que el nuevo árbol pudiera quedar totalmente fijo. De esta forma, contribuyó a que el recinto tenga una nueva planta.