En la séptima y última jornada el dezano Sánchez ha disputado su combate de repesca en -86 kilos ante el sueco Mohammad Sardar Timori, perdiendo por 0-10 y superioridad técnica de su oponente. Nada que hacer. A los 20 segundos el escandinavo lograba los dos primeros puntos, cinco segundos después el 4-0 y a los treinta segundos de pelea, el 6-0. El gallego intentó aguantar pero a los 57 segundos perdía el combate.
No fue el único español en la jornada de clausura. El catalán Álex Pérez Cimera se metió en la final por la medalla de bronce de -74 kilos como le sucedió a Báez en féminas: entró directo en cuartos y el turco Abdulvasi Balta, que lo derrotó 5-0, acabó colándose en la final, dando al español la opción de luchar por el bronce.
La pugna por el tercer cajón del podio fue colosal. Cierto que el española acabó perdiendo 1-6 ante el moldavo Valentin Borzin, pero ello tras una tremenda pugna sin cuartel en la que ambos luchadores necesitaron asistencia médica para eliminar la sangre de la frente (vendaje para el español) y de la cara (el moldavo). Su rival se puso pronto por delante (0-6), pero tras el parón del tercer minuto, el catalán se lanzó a por todas intentando puntuar una y otra vez y obligando a su rival a defenderse. En los segundos tres minutos caería el punto a favor. Pérez obligó tanto al otomano, que sería plata, como al sueco, a agotar los seis minutos reglamentarios, demostrando su nivel.
Para la delegación española la cita europea supone un mensaje de optimismo. La única medalla española la obtuvo María Victoria Báez (Madrid, 1999), hispano-dominicana que el viernes derrotó 7-2 en la lucha por el bronce a la francesa Gaelle “Paquita Maravilla” Ruiz. Es la primera medalla para España en categoría júnior desde los Europeos júnior de Samokov 2010, cuando Irene García Garrido obtuvo el mismo metal en -63 kilos.
Tras la jornada final, Rusia ha dominado en número de medallas de oro: nueve (cuatro en lucha olímpica, otras tantas en lucha femenina y una en grecorromana), con Georgia (4, tres de grecorromana y una de olímpica) y Hungría (4, tres de grecorromana y una femenina) por detrás. Solo once de los 37 países en liza han cosechado al menos uno de los treinta oros en juego (diez por disciplina).
“Los países del Este han aplicado el rodillo”, resumía Pablo Pintos, director técnico del Área de Promoción y Desarrollo de la Federación Galega de Loita. El nivel visto en Pontevedra ha sido tal que “varios luchadores de este Europeo júnior estarán en Tokio 2020”, aseguró el vigués.
Desde los Juegos de Barcelona 92 España no organizaba un evento internacional de luchas. La calidad ofrecida por Federación Galega de Loita y Federación Española de Lucha garantiza que España optará al Mundial júnior de 2021, año jacobeo, con Pontevedra como más que posible baza.