La desaparición del Iberconsa Amfiv, club que durante 43 años fue símbolo del baloncesto en silla de ruedas en Galicia, deja un vacío en las canchas y en las vidas de sus protagonistas. Pero en medio de la pena, surge un epílogo poético: Agustín Alejos, el capitán vigués de 37 años, ha fichado por el UCAM Murcia BSR, el equipo que lo vio nacer como profesional hace dos décadas. Es un cierre de ciclo deportivo que se abre como un nuevo capítulo vital, en la misma ciudad donde todo comenzó. Plata en Río 2016, internacional incansable y anotador letal, Alejos emigra no solo por el balón, sino por una familia que lo acompaña y un horizonte laboral que lo espera.
La extinción del Amfiv y el adiós forzado
El último silbato para el Amfiv sonó el 24 de mayo, en una victoria olvidada por 87-51 ante el Amiab Puertollano en el pabellón Pablo Beiro. Aquel triunfo, impulsado por los 38 puntos de Alejos en encuentros pasados contra rivales como el Servigest Burgos, resultó ser el epitafio de un club que, desde 1982, encarnó la integración a través del deporte. La exclusión de la División de Honor por problemas económicos, confirmada en agosto por la Liga BSR, abocó al equipo a su desaparición, limitando su actividad a las escuelas base. Jugadores como Julio Villás, eterno socio de Alejos, han emigrado a Gran Canaria, mientras el fundador Pablo Beiro y su legado de inclusión quedan en la memoria colectiva de Vigo.
Para Alejos, nacido sin el gemelo de la pierna izquierda y forjado en las escuelas del Amfiv, el golpe es personal. «Ha sido complicado, sobre todo ahora al volver a casa y tener que deshacerte de cosas», relata el vigués, aún en luto por el club que considera su familia. «Mucha tristeza por dejar todo lo que ha costado años de trabajo: el de los jugadores, de Pablo, de Chechu. El Amfiv es mi casa, y eso nunca cambiará. Pero tenemos que asumir que ya no está». La nebulosa emocional es palpable: «El porcentaje es 100% de pena y 100% de ilusión», comenta Alejos con la determinación de seguir adelante.
Murcia, cuna y nueva vida deportiva
La carrera de Agustín Alejos despegó en Murcia a los 17 años, con un contrato profesional que lo catapultó a la élite. Dos décadas después, regresa al UCAM, que ha optado por bajar a Primera División tras un cuarto puesto en la pasada Superliga. «La vida son círculos», reflexiona el jugador, que ve en este movimiento un cierre simbólico. «Mi primer contrato fue allí, y ahora, si todo va bien, acabaré mi carrera en el mismo sitio donde empezó». El fichaje se gestó en las sombras de la crisis del Amfiv: Alejos contactó con Sonia Ruiz, presidenta del UCAM y excompañera de equipo, quien le abrió las puertas con calidez. «Me dijo que esperaba que saliéramos adelante en Vigo, pero si no, que la llamara. Al final, pasó lo que nadie quería. Me recibió con los brazos abiertos, y llegamos a un acuerdo rápido. Fue sencillo».
Ofertas no faltaron (de Francia, Italia, Alemania y otros clubes españoles), pero Alejos priorizó el largo plazo. «Para ir con mi familia, no quería un sitio para un año o dos. Mi intención es quedarme», confiesa. «Hubiese sido irme solo al extranjero; el UCAM permite que no solo yo cambie de aires, sino que mi familia me acompañe». Murcia, además, ofrece estabilidad formativa: Alejos completará allí sus prácticas de gestión administrativa, pendientes para entrar al mercado laboral una vez aparque la silla, y profundizará en su formación como entrenador. «Me hubiese gustado hacer todo esto en Vigo, pero no me ha quedado otra que buscarme la vida», admite con resignación.
De estrella a mentor
Alejos llega al UCAM no como un fichaje más, sino como un embajador de su propia historia. «Voy ilusionado por poder ayudar, igual que lo hicieron conmigo a los 17 años. Tengo ganas de devolver el apoyo y la confianza que me han dado Sonia y el club», enfatiza. Su admiración por el UCAM es de vieja data: «Siempre he tenido un trato excelente con Sonia, fuimos compañeros. Me ha llamado la atención cómo hacen las cosas en el club». Y añade: «La elección de Murcia fue fácil. Tengo el pasado de haber vivido allí dos años, sé cómo son las cosas, cómo nos va a tratar la gente».
En la cancha, su rol será pivotal: subcampeón paralímpico, con pasadas actuaciones estelares como los 20 puntos ante el UCAM en abril de 2025 (pese a la derrota del Amfiv por la baja de Oscar Knight), Alejos aspira a ser mentor para las nuevas generaciones. «Todos me ayudaron mucho entonces, y es el momento de devolverlo haciendo lo mismo con los demás», concluye. Fuera de ella, su mirada se posa en un futuro postdeportivo: «Regreso a donde se me dio la oportunidad de convertirme en el jugador que he sido hace 20 años, y espero devolver un poco de lo que ellos me han dado».
Un sueño vigués pendiente: la esperanza de un Amfiv renacido
Aun en Murcia, el corazón de Alejos late por Vigo. Comparte el anhelo de un posible regreso del Amfiv, aunque sea en formatos humildes. «Ojalá, en un futuro no muy lejano, todo vuelva al orden y haya equipo de nuevo. No sé cómo están las cosas, si será factible», asume, sin perder la fe en el legado de integración que el club sembró. Mientras, su mudanza –aún pendiente de piso– marca el inicio de una etapa dual: competitiva y vital.
En el baloncesto en silla, donde la resiliencia es deporte rey, Agustín Alejos encarna esa tenacidad. De la tristeza por un cierre forzado brota la ilusión de un círculo completado. Murcia lo espera, y Vigo, desde la distancia, lo despide con orgullo. El capitán varado ya navega de nuevo.