En un viaje que desafía los límites de la resistencia humana, el sueco Jonas Böhlmark, de 34 años, recorre las costas de Europa sobre una tabla de paddle surf, desde los fiordos de Noruega hasta el estrecho de Gibraltar. Su aventura combina una hazaña física sin precedentes con un propósito profundo: dar visibilidad al trastorno bipolar, una condición que él mismo padece. El pasado 27 de julio, Böhlmark llegó al puerto de Oia, tras más de mil días de travesía, dejando una estela de admiración y mensajes de apoyo escritos en su tabla. Desde Vigoé, relatamos la historia de este «aventurero extremo», como él se define, cuya odisea no solo reta al océano, sino también a los estigmas sobre la salud mental.
Una odisea desde los fiordos al Atlántico
La aventura de Jonas Böhlmark comenzó en Narvik, al norte de Noruega, donde, junto a su amigo Axel Bergsten, corrió por las montañas hasta el Cairn de los Tres Países, un punto simbólico donde convergen Noruega, Suecia y Finlandia. Tras remar 540 kilómetros por ríos y recorrer Europa en bicicleta, su compañero abandonó el viaje. Desde entonces, Jonas ha continuado en solitario, impulsado únicamente por su remo y una tabla de paddle surf cargada con lo esencial: un saco de dormir, algo de ropa, comida, un móvil y su medicación, que sus padres le envían cada dos meses a cualquier rincón de Europa donde se encuentre.
Tras casi tres años durmiendo bajo las estrellas en playas y acantilados, Jonas ha convertido el océano en su hogar. Su paso por Oia, marcó un hito en su ruta hacia Gibraltar, adonde espera llegar en los próximos meses. WLo más importante en la vida es tener buenas relaciones, más que cosas materiales», afirma Böhlmark en muchas de sus publicaciones en redes sociales, donde es muy activo y en las que se mantiene conectado con la sociedad. Sin patrocinadores, por decisión propia, se sostiene con pequeñas donaciones a través de Patreon, y su tabla, libre de logos comerciales, está cubierta de mensajes de apoyo de quienes ha conocido, desde Bretaña hasta uno de los más recientes: en Oia.
Un propósito mayor: romper el estigma del trastorno bipolar
Más allá del desafío físico, la travesía de Böhlmark busca demostrar que el trastorno bipolar no es una barrera para alcanzar grandes metas. Diagnosticado a los 19 años, Jonas combina su medicación con un estilo de vida basado en el ejercicio intenso, la conexión con la naturaleza y la abstinencia de alcohol. «Si no bebes, practicas ejercicio y vives en contacto con la naturaleza, puedes estar bastante sano», aseguró en una reciente entrevista. Entrenando entre seis y ocho horas diarias, remar se ha convertido en su terapia, y el océano, en su refugio espiritual. «Dormir al aire libre durante tres años cambia tu forma de ver el mundo. Es como mi propia religión», confesó el aventurero.
En cada parada, desde Cherbourg hasta la costa portuguesa (el sueco se encuentra actualmente navegando hacia Viana do Castelo), Jonas comparte su mensaje a través de Instagram y conferencias improvisadas, como la ofrecida en Plescop, Bretaña, el pasado 8 de noviembre, tras una avería en su tabla. En su camino, Jonas también escribe un libro, Bipolära Bibeln, donde aborda cómo el deporte y una vida equilibrada le han permitido sobrellevar su condición.

Un viaje sin fin fijo
Tras su paso por Oia, Jonas continúa rumbo a Viana do Castelo, ya en las costa portuguesa, con Gibraltar como objetivo. Sin un itinerario rígido, su aventura se guía por las mareas y el clima, enfrentando retos como la tormenta Caetano en Vendée, que lo obligó a hacer una pausa. Su tabla, reparada en múltiples ocasiones, lleva las cicatrices de casi tres años de travesía. Jonas, que cubre entre 20 y 30 kilómetros diarios a una velocidad media de dos nudos, no sabe cuándo ni dónde terminará su viaje. «Quizá bordeando la costa española, o cruzando los Pirineos a pie hasta Biarritz», reflexionaba hace unos meses en una entrevista concedida a un medio francés.
La hazaña de Böhlmark, descrita como «la aventura extrema más dura que haya hecho un sueco», trasciende lo deportivo. En cada puerto, su llegada despierta asombro. Su mensaje de resiliencia y conexión humana resuena en cada encuentro, desde pescadores que le ofrecen comida hasta desconocidos que firman su tabla. Para seguir su periplo o incluso apoyar su causa, visita su perfil en Instagram, allí descubrirás como Jonas Böhlmark no solo rema sino que redefine lo que significa vivir sin límites.