Mouriño ha defendido la legalidad del proyecto pero ha ido más allá. Tras desvelar que el Concello aceptaba que la nueva ciudad deportiva se construyera en Mos a cambio de que el Celta diera su visto bueno a la concesión de Balaídos, el presidente céltico ha lanzado un ultimátum al ayuntamiento. “Llegamos al acuerdo de que el Celta aceptaba la concesión de Balaídos si el Concello no se metía en la ciudad deportiva. ¿Quién lo rompe? El de siempre. Estamos supeditados a lo que él se le antoje”, sostuvo en referencia al regidor vigués. “Aceptamos la concesión porque había un acuerdo previo. Si se sigue entorpeciendo la ciudad deportiva de Mos, no habrá convenio por Balaídos”, advirtió.
Este hecho podría implicar de nuevo la marcha del equipo de Vigo. Mouriño incluso se desentendió de lo que ocurra con el estadio olívico a partir de ahora. “No tengo por qué respetar el acuerdo de la concesión del estadio de Balaídos. Me tiene sin cuidado si quieren gastar dinero en él”, espetó.
El mandatario, que se considera “muy ofendido”, ha culpado a Caballero de todo lo que está ocurriendo y recuperó una de sus declaraciones más sonadas de los últimos tiempos al decir que el Celta no se iba de Vigo, sino que lo echaban: “Confirmo totalmente esa teoría”, declaró en su primera rueda de prensa celebrada en la nueva sede de la calle Príncipe.
Mouriño acusó al alcalde de “engañar” a la ciudadanía, de echarle “encima a la ciudad de Vigo”, de “populismo” y de ser “incapaz” de sacar adelante los proyectos. Asimismo, se preguntó por qué estas alegaciones se presentan justo cuando se están terminando los trámites en Mos. “Queremos hacer cosas en Vigo pero sólo hay un problema: no nos dejan”, afirmó.
Finalmente, y a pesar de todos los inconvenientes que está encontrando, el presidente del Celta lanzó un aviso: “El proyecto de la ciudad deportiva en Mos se hará”.
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