Y es que Eduardo Berizzo vivió desde el terreno de juego la última final copera del club vigués. Aquel caluroso 30 de junio de 2001, los celestes, que partían como favoritos, cayeron ante el Zaragoza. Ahora, el Celta se encuentra a un paso de poder vengarse del destino. El técnico, sin embargo, asegura que no tiene cuentas pendientes, que quiere llegar a la final por sus hombres.
«Es un sueño que perseguimos todos. Las cosas para que sucedan, primero hay que soñarlas. Lo que ha pasado en mi etapa de jugador nada tiene que ver con mi etapa de entrenador. Pero si te contase por qué quisiera volver a esa final, quisiera volver por mis jugadores. Tanto esfuerzo, compromiso y dedicación, se merece sentir y experimentar una final», señaló este miércoles en rueda de prensa.
Eduardo Berizzo, por otro lado, está nominado a mejor técnico de enero tras el espectacular mes completado por el equipo. Él, sin embargo, asegura que el mayor mérito es de sus futbolistas. «Es una casualidad. No lo explicaría de otra manera. Entiendo que los entrenadores somos reflejo de nuestros jugadores, somos tan buenos como hagamos a nuestros jugadores. El valor de un entrenador tiene que ver con la producción de tu equipo, con la idea de juego de tu equipo, con la convicción de tus jugadores, con la mejora de su forma, con el ambiente de su vestuario, con un montón de instancias que tienen que ver con la conducción que se alejan un poco de los resultados. Qué bien que ganemos, pero qué bien que el equipo funcione. Eso me parece que habla de los entrenadores», comentó.