De hecho, Nolito ha completado el entrenamiento de este miércoles con el grupo y lo ha hecho sin ningún tipo de limitación, tocando balón, corriendo y rematando, por fin, como uno más. Y sonriendo como uno más junto a sus compañeros. La espera no ha cambiado el carácter del andaluz a pesar de los contratiempos y de sentir inseguridad en el golpeo del balón. Es la primera sesión que el gaditano termina al cien por cien.
La importancia del regreso de Nolito no escapa a los datos –el Celta solo ha sumado 7 de 27 puntos posibles desde su lesión- ni al resto de la plantilla. El propio Daniel Wass ha confesado este miércoles que están “deseando que se recupere”.
La vuelta del atacante celeste llega en el momento más necesario de la temporada, cuando el equipo todavía se lame las heridas de la cruel derrota en Barcelona y de la eliminación copera. Tras casi dos meses de máxima exigencia se abre ahora una nueva etapa con menos carga de partidos que empieza, sin embargo, con un duelo de suma importancia. Europa está en juego ante el Eibar de Jota Peleteiro, y el Celta precisa invertir la dinámica de resultados para recuperar las posiciones europeas que le robó un 2016 que todavía no ha visto a Nolito sonreír sobre el renovado césped de Balaídos.