«Estos fueron unos meses muy complicados. Sí es cierto que en este último viaje a México (regresó a Vigo este jueves) sí plantee con mis hijos la continuidad en el club. No tomamos ninguna decisión al respecto. Me gusta que las cosas se hagan sin traumas. No hay ninguna cosa definida, no hay nada hecho», explicó.
Si finalmente opta por irse del Celta, contempla tres posibles escenarios. «Puede haber tres opciones: que venga alguien de la familia, que se venda el club o que se nombre un director general o un presidente ejecutivo», dijo.
En el caso de que opté por la tercera opción, es inevitable pensar en la figura de Antonio Chaves, actual director general del Celta. Cree si él fuera su sucesor el club quedaría en buenas manos, pero es consciente de que Chaves probablemente no estaría dispuesto a seguir sin él en la presidencia. «Tengo que destacar la labor de Antonio Chaves. Ha sido una persona importante para mí, pero más para el Celta. Chaves supeditó su tiempo al mío. Si a mí me dicen que Chaves se queda en el club, me iría con la mayor tranquilidad del mundo. Que Chaves se quedase sería mi opción favorita. Pero este proyecto lo iniciamos juntos y él siempre ha dicho que quiere que lo acabemos juntos», destacó el presidente, que también reconoció que Chaves recibió ofertas para abandonar el club.
Por otro lado, Mouriño ve complicado que sean sus propios hijos los que se hagan cargo del club. «Lo veo muy difícil», admitó el presidente que se marca como objetivo «dar pasos para que la sucesión sea lo menos traumática posible».
Por último, admitió que llegaron ofertas por el club este verano. «Recibimos una serie de ofertas y las rechazamos. A día de hoy no hay nada en firme. Hemos recibido dos ofertas poniendo cantidades», finalizó.