La revolución de Óscar García fue total. Ya no disponía de Mina y Rafinha por lesión, pero es que además dejó en el banquillo a Denis, Brais, y Gabriel Fernánez, para dar entrada a Pape, Sisto y Juncá, este último por delante de Olaza en una posición en la que jamás había sido visto, al menos con la camiseta del Celta.
Pero no solo hubo cambio de esquema y peones, sino también de estilo y espíritu, algo que necesita de forma inmediata el equipo para comenzar su escalada en la tabla. La primera prueba de fuego acabó con aprobado alto, a pesar de no lograr puntuar en Barcelona.
Y es que la puesta en escena del nuevo técnico no pudo ser mejor. Presión arriba, muy arriba y coordinada como no se había visto con Escribá; líneas juntas y defensa alta para que el Barça no saliese cómodo y superioridad numérica en el centro del campo con Beltrán, Pape y Lobotka. Sin Busquets en el terreno de juego, los catalanes no encontraron esa guía necesaria para hilar su ataque desde atrás y sufrieron muchísimo en el arranque.
Pero en la primera jugada de peligro del Barcelona y cuando peor estaba el equipo culé, Aidoo salió con el brazo en alto a un centro de Ansu Fati para cometer un penalti que Messi no falló. La pena máxima coincidió con la rectificación de Valverde, que visto el cariz del partido dio entrada a Busquets por Semedo.
El gol le sentó a las mil maravillas a los locales, que ahora ya no tenían la presión del marcador, y no tanto al Celta, que a pesar de todo mantuvo el tipo y siguió el plan marcado desde el inicio para apretar arriba en busca de un robo. En una de esas jugadas se fraguó el gol del empate.
Pape encimó a Messi y no solo le robó el balón, sino que provocó una falta en la frontal del área y la amarilla para el astro argentino. Era un ocasión clarísima para Aspas, pero el moañés, que había lanzado fuera desde la misma zona unos minutos antes, dejó a Olaza para que clavase el balón en la escuadra. Igualada muy merecida, que duró tres minutos.
El mismo enlace, idéntico, pero en área contraria, con amarilla para Beltrán, que comete un erro de juvenil, y golazo de Messi. La estirada de Rubén Blanco fue inútil. El Barça se fue con un excesivo premio al descanso, pero el mejor jugador del mundo marca diferencias. Y a la vuelta, cerró el partido, desde el mismo sitio pero en la otra portería después de una nueva torpeza, esta vez de Pape, al hacer otra falta en el balcón del área.
El Celta mostró personalidad, quiso jugar y tocar para llegar al área. Se movió con inteligencia, dio sentido a su estilo, algo de lo que está muy necesitado, pero enfrente no había prisa ya y tan solo esperaban el momento para dar el zarpazo final. Solo hubo fuegos artificiales hasta el final y un gol de Busquets. Ahora, semana de parón y a trabajar para iniciar la remontanda. Siguiente parada, Villarreal.
Barcelona: Ter Stegen; Semedo (min. 22, Busquets), Piqué, Umtiti, Júnior; Arthur, Sergio Roberto, De Jong; Messi, Griezmann, Ansu Fati (min. 45, Dembelé).
Celta: Rubén; Mallo, Aidoo, Araújo, Olaza; Lobotka (min. 73, Denis Suárez), Beltrán, Pape (min. 81, Gabriel Fernández), Sisto (min. 64, Brais Méndez), Juncá; Aspas.
Goles: 1-0, min. 22: Messi, de penalti; 1-1, min. 41: Olaza, de libre directo; 2-1, min. 45: Messi, de libre directo; 3-1, min. 50: Messi, de libre directo; 4-1, min. 84: Busquets, desde la frontal.
Árbitro: Cuadra Fernández (Comité Balear). Amonestó con cartulina amarilla a Umtiti, Messi, Beltrán, Sergi Roberto y Busquets.
Incidencias: Partido correspondiente a la 13 jornada de La Liga disputado en el Camp Nou.