El incidente más grave en el que se vio envuelto sucedió cuando militaba en la Fiorentina. Concretamente en mayo de 2012, cuando el serbio tenía solo 20 años. En un partido de liga ante el Novara, su entrenador, Delio Rossi decidió sustituir a Ljajic, al que no le sentó nada bien este cambio. El futbolista se marchó al banquillo notablemente enfadado y dirigiéndose a su técnico. La reacción de Rossi fue sorprendente y prácticamente inédita en el mundo del fútbol. El entrenador se abalanzó sobre el futbolista propinándole puñetazos. Sus ayudantes tuvieron que separarlos.
Días después trascendió que Ljajic había insultado a Rossi refiriéndose a su hijo, que padece una discapacidad, a pesar de que en un primer momento la Fiorentina filtró una versión distinta, ya que aseguró que lo que había dicho el serbio fue «ojalá nos vayamos a la B y te acaben echando». Sea como fuere, su airada reacción le valió el despido a Delio Rossi.
Solo unas semanas después de este primer incidente, Ljajic protagonizó otro, pero esta vez con su selección. El jugador no cantó el himno serbio antes de un partido amistoso ante España. Tras ser reprendido por este hecho, Ljajic explicó que su decisión se debía a motivos personales y que no habría ningún cambio en ese sentido. El seleccionador serbio, Sinisa Mihajlovic, decidió expulsarlo del equipo, ya que los jugadores habían firmado un régimen de comportamiento en el que se exigía que todos cantasen el himno. No obstante, el jugador regresó a la selección en 2014 y fue titular en los últimos partidos de clasificación para la Eurocopa, para la que Serbia finalmente no obtuvo billete.
Por tanto, Berizzo tendrá que manejar a un futbolista que ha dado muestras de ser especialmente temperamental. El hecho de que en el vestuario celeste se encuentre con dos compatriotas, Nemanja Radoja y Dejan Drazic -a los que hay que sumar el delegado Vlado Gudelj, que es serbobosnio-, ayudará a que su adaptación sea más fácil.