Todo esto ocurría cuando el balón estaba en juego y ante la atenta mirada del árbitro del partido, Mateu Lahoz. Pero el colegiado no estimó oportuno señalar penalti por la agresión de Cuéllar a Orellana. Y, además, el chileno se acabó llevando una amarilla.
Tras el manotazo de Cuéllar, acudieron varios jugadores para sumarse a la disputa. Uno de ellos fue el defensa sportinguista Vranjes, que se encaró con Orellana y también se llevó amarilla. Mateu Lahoz argumentó en el acta que mostró estas dos tarjetas por «discutir con un contrario sin llegar a insultos ni a la amenaza».
Lo que no explica el árbitro en el acta es por qué no señaló penalti. Y parece bastante inexplicable, ya que en la imagen que acompaña a este artículo se puede apreciar que Mateu sí vio la jugada. La acción de Cuéllar merecía ser castigada con pena máxima porque, como ya hemos dicho, el balón se encontraba en juego, lo llevaba el portero en su mano izquierda. Además, puede interpretarse como agresión, lo que le hubiera costado la roja al guardameta.
Esta no fue la única ocasión en la que Cuéllar se mostró irascible durante el encuentro. En los minutos finales de la segunda mitad, el portero también se encaró con Claudio Beauvue tras una jugada similar. El delantero céltico saltó con fuerza para rematar un balón de cabeza y chocó con el meta sportinguista. A pesar de que la maniobra de Beauvue fue totalmente legal, a Cuéllar no le sentó nada bien.
La acción entre Cuéllar y Orellana sucedió cuando el marcador reflejaba todavía un empate (0-0). El gol de Nolito en la segunda mitad, que le dio los tres puntos al Celta, restó trascendencia a este error del colegiado, pero si hubiera señalado penalti los celestes hubieran encarrilado el encuentro mucho antes.