El 4-0 de la ida no ha podido con el ánimo de la afición. Pocas horas después de finalizar el partido del Sánchez Pizjuán, las peñas comenzaron a organizarse para promover iniciativas con el fin de dar el aliento necesario a los jugadores de cara a una posible remontada.
El celtismo ha resucitado el espíritu del 4%, aquel que proporcionó la salvación milagrosa de 2013. Como en aquella temporada, la afición ha recibido con bengalas a los jugadores a su llegada a Balaídos.
El autobús que transportaba a la expedición celeste desde el hotel de concentración llegó al estadio por la Avenida de Fragoso, al final de la misma, junto a la rotonda de Balaídos, les esperaba un millar de aficionados. Los jugadores pudieron sentir muy cerca el calor y el cariño del celtismo durante unos instantes. Luego, el autobús enfiló por la calle Val Miñor, circuló junto a la grada de Río por la Avenida Citröen y finalizó su trayecto en la calle Olímpicos, por donde los miembros de la plantilla y el cuerpo técnico accedieron a los vestuarios.
En poco más de una hora comienza un partido que puede ser histórico para el Celta y puede clasificarle para su cuarta final de la Copa del Rey de su historia. Aunque no logren el milagro, los jugadores celestes sabrán que recibirán el agradecimiento del celtismo por al menos intentarlo.