El diario italiano La Gazzeta dello Sport ha publicado un adelanto de este libro en el que Roger, exrepresentante de Henry, Vieira o Blanc, explica hasta qué punto tuvieron que jugar sucio para que el Celta se mostrase dispuesto a traspasar al centrocampista. «Pusimos una denuncia en comisaría y se la presentamos al club. Dijimos que unos aficionados habían atacado el coche de Makelele, pero las piedras al cristal las tiré yo realmente, con el consentimiento del jugador, claro», asegura Roger.
Makelele llegó al Celta en el verano de 1998 procedente del Olympique de Marsella. Fue una apuesta personal del director deportivo Félix Carnero. El club celeste pagó 400 millones de pesetas (poco más de 2,5 millones de euros) por este internacional francés nacido en el Congo. A su llegada, era casi un desconocido para la afición y también para sus compañeros. De hecho, Mostovoi, tras conocer el fichaje, le pidió explicaciones a su técnico, Víctor Fernández. El ruso no comprendía que el Celta se gastase tal cantidad de dinero en un jugador de su perfil. Pero Mostovoi acabaría convencido. Con Makelele la vida era más fácil. En su primera temporada, el francés y Mazinho formaron una excelente pareja en el mediocampo. La siguiente, con el brasileño ya lesionado, el rendimiento de Makelele no menguó.
Y como es lógico, los grandes de Europa se empezaron a fijar en él. Fue el Real Madrid el que ganó la partida. Pero el Celta y su presidente, Horacio Gómez, no estaban dispuestos a dejarlo marchar a cualquier precio. El jugador se declaró en rebeldía y tensó la cuerda hasta que acabó cediendo a su favor. El club merengue desembolsó por él 2.000 millones de pesetas (12 millones de euros), convirtiéndose en la venta más rentable de la historia del Celta.