Ni un MaxiGol gigante, capaz de derribar la muralla que había montado Quique Sánchez Flores en la portería españolista, valió para sumar de tres en tres. Un gol tempranero obligó al Celta a remontar, pero cuando por fin lo había logrado, con sangre, sudor y lágrimas, volvió a cometer un error que tiró por tierra todo el trabajo.
Tras el tropiezo ante el Alavés y el regreso al once de Mallo, Unzué decidió olvidar los experimentos y concedió la banda izquierda a los habituales, es decir, Jonny y Sisto. Atrás, Roncaglia ya es inamovible, mientras que la dupla de “stoppers” serbo-eslovaca volvió a gozar de la confianza del técnico navarro.
Empezó insistente el Celta, con sus dos laterales de largo recorrido pisando área y con buenos centros que no encontraron rematador. El Espanyol se agazapó para salir a la contra. No le pudo salir mejor. Una pérdida de balón, un despiste de Sergi Gómez a su espalda y Baptistao no perdonó. Había que remar de nuevo con el marcador desfavorable.
Los celestes no se desesperaron. El plan era idéntico, nada debía cambiar. Con más empuje que acierto, llegaron las ocasiones. Maxi Gómez, por dos veces, pudo empatar, pero una vez la defensa y otra el portero dejaron las cosas como estaban.
A la tercera, MaxiGol no perdonó. Una buena jugada con Aspas pisando área y balón atrás para que Mallo colocase un centro perfecto a la cabeza del uruguayo en área chica. Todavía tuvo una cuarta opción para poner al Celta por encima antes del descanso, pero una mano milagrosa de Diego López lo evitó.
El paso por vestuarios tan solo acentuó todavía más el papel de ambos equipos. Los catalanes renunciaron definitivamente al balón, les quemó en los pies y tanto Baptistao como Gerard Moreno se convirtieron en islotes desaparecidos.
El Celta acumuló ocasiones a base de saques de esquina, centros y jugadas demasiado elaboradas ante un equipo rival encerrado. Con Diego López convertido ya en héroe del partido, Unzué buscó más potencia con Tucu Hernández por Radoja y más velocidad con Emre Mor por Sisto.
Y fue el turco el que desatascó el choque. Emre Mor galopó por la banda izquierda deshaciéndose de todos sus rivales y centró para que MaxiGol, otra vez el uruguayo, controlase en el área y resolviese a la media vuelta.
Pero el Celta todavía tenía un regalo preparado para el Espanyol. El equipo catalán sacó petróleo de la nada, de un disparo desde fuera del área, de su único acercamiento en todo el segundo tiempo. Tan increíble, como injusto, pero tan real como los dos puntos que le volaron al conjunto vigués en un final de película de serie B.
Celta: Rubén; Mallo, Roncaglia, Sergi Gómz, Jonny, Lobotka, Radoja (min. 74, Emre Mor), Wass, Aspas, Sisto (min. 74, Tucu Hernández), Maxi Gómez.
Espanyol: Diego López, Navarro, Naldo, David L., Aarón, Víctor S., Carlos S., Darder (min. 72, Didac), Jurado (min. 60, Sergio García), Baptistao (min. 72, Piatti) y Gerard.
Goles: 0-1, min. 10: Baptistao cruza a la red solo ante Rubén; 1-1, min. 31: Maxi Gómez, de cabeza a centro de Mallo; 2-1, min. 79: Maxi Gómez resuelve a la media vuelta en el área tras gran internada de Emre por banda; 2-2, min. 86: Gerard Moreno bate a Rubén de disparo cruzado.
Árbitro: González González. Mostró tarjetas amarillas a Diego López, Tucu Hernández, Navarro, Maxi Gómez y Roncaglia.
Incidencias: Partido correspondiente a la jornada 23 de la Liga disputado en el Estadio Municipal de Balaídos ante 15.649 espectadores.