Y es que muchos medios han bautizado ya a Flamini como el «futbolista más rico del mundo». Su fortuna personal es superior a la de astros como Leo Messi y Cristiano Ronaldo gracias a su éxito en el terreno empresarial. Es copropietario de la empresa GFBiochemicals, dedicada a producir ácido levulínico, un producto que se obtiene a través de la biomasa y que puede ser un sustitutivo del petroleo. Según un informe de la consultora KPGM, la empresa está valorada, aproximadamente, en 30.000 millones de euros.
Flamini desveló en 2015 que era copropietario de este fértil negocio que fructificó durante su estancia en el Milan, entre 2008 y 2013, al conocer al que es ahora su socio, el italiano Pasquale Granata. A pesar de que como él reconoce compaginar el fútbol con los negocios es una gran fuente de estrés, la afición al balón es más fuerte y ha decidido no colgar las botas a los 33 años para disfrutar de sus millones.
Tras militar en tres grandes del fútbol europeo, Olympique de Marsella, Arsenal y Milan, el deseo de Flamini era jugar en la liga española y, a ser posible, residir en Madrid. El Getafe le ofreció esta oportunidad. Flamini llevaba unos meses sin equipo tras vivir su última aventura futbolística en el Crystal Palace inglés y desde finales del pasado mes de diciembre estuvo entrenándose a prueba con el Getafe. La lesión de Markel Bergara y la posterior marcha de Lacen convencieron a Bordalás de la necesidad de incorporar al francés, un pivote ya veterano curtido en mil batallas.
Durante su presentación, fueron inevitables las preguntas referidas a su éxito empresarial. Él las esquivó asegurando que está centrado en lo que sucede en el terreno de juego. «Como muchos otros futbolistas tengo intereses más allá del fútbol, pero mi prioridad es el campo. Amo el fútbol, lo juego desde los seis años y esa es mi prioridad, mi pasión y es en lo que estoy concentrado. Estoy aquí para disfrutar, para sentirme bien y para ayudar a este equipo a conseguir cuantos más puntos mejor», explicó.
Si finalmente es titular el lunes, su misión será embarrar el preciosista juego del Celta. Y es que en el mundo del fútbol hasta los multimillonarios se tienen que remangar, sobre todo si José Bordalás está en la banda.