El Celta ha conseguido contrarrestar resultados negativos en esta competición en trece ocasiones, aunque siempre con marcadores inferiores al 4-0. La mayor proeza la logró en 1968, cuando se trajo de Elche un 3-0 que consiguió igualar en el choque de vuelta de los cuartos de final. En aquella época no se jugaban prórrogas, así que hubo que disputar un partido de desempate que cayó del lado olívico por 2-1. Además, aquel año el Celta militaba en Segunda División mientras que los ilicitanos jugaban en Primera.
Eso sí, dentro de los datos hay algunos para la esperanza, porque el celtismo ha presenciado tres goleadas en partidos de vuelta de la Copa que valdrían para eliminar al Sevilla de Unai Emery. La primera de ellas tuvo lugar en 1946, cuando el Celta doblegó al Jerez por 6-0 tras el 2-1 de la ida. La segunda se produjo en 1987, cuando venció al UCD Chantrea –equipo de un barrio de Pamplona- por 7-0 tras otro 2-1 en contra.
Teniendo en cuenta que ambos éxitos se cosecharon ante equipos de divisiones inferiores, probablemente la más significativa es la que vivió Balaídos en 1994 contra el Oviedo, por aquel entonces en Primera División. Aquel año el equipo entrenado por Chechu Rojo le metió una ‘manita’ al conjunto asturiano (5-0) después de perder 1-0 en el duelo de ida. Eran los cuartos de final y, como todo el celtismo recuerda, aquel año el equipo alcanzó la ansiada final de Copa.
De hecho, aquella temporada el cuadro olívico protagonizó tres remontadas. En todas ellas le dio la vuelta a un 1-0 en contra. En tercera ronda contra el Atlético Gramenet (2-0), en octavos contra el Logroñés (en los penaltis) y en los mencionados cuartos contra el Oviedo. Y, como es sabido, acabó disputando el partido decisivo por el título.