Con ese espíritu cargado de ilusión subieron hasta las instalaciones deportivas cerca de 250 aficionados, que a lo largo de la semana se convocaron a través de las redes sociales para dar el último empujón a la plantilla bajo el lema ‘Da Madroa a Europa’. Aprovechando el único entrenamiento a puerta abierta antes del partido del lunes contra el Granada un gran número de simpatizantes arroparon a los suyos antes de un nuevo asalto y los recibieron con aplausos.
Al inicio del entrenamiento, en torno a las 10.30 horas, cerca de un centenar de personas, muchas de ellos niños, ya estaban en A Madroa. Poco a poco, a medida que avanzaba la mañana, más aficionados fueron sumándose a la quedada hasta superar con creces los doscientos. Durante el entrenamiento hubo cánticos de apoyo en una comunión celeste que se prolongará este lunes en Balaídos, en un estadio que se llenará con la intención de celebrar un nuevo hito en la historia del Celta. Al final de la sesión, los jugadores saludaron a los aficionados concentrados en los campos de A Madroa.
No obstante, tal y como se comentaba en la gradas de las instalaciones deportivas, fue una de las quedadas más «frías» y «familiares» que se recuerdan. La implicación del equipo fue la justa y ello no ayudó a enardecer al celtismo allí presente. Al contrario de lo que hace habitualmente, la plantilla se ejercitó en el extremo contrario del campo, muy lejos de sus seguidores. Sólo cuando se acercaron un poco durante el partidillo se pudo cantar algún gol y corear el nombre de algún jugador.
Incluso el final de la sesión, en el que se llevó a cabo una serie de centros al área, se realizó en la portería más lejana a las gradas, cuando suele ser en la más cercana. Antes de ir a los vestuarios, los futbolistas se acercaron ligeramente hacia sus aficionados y aplaudieron, pero no hubo tiempo para fotografiarse ni para firmar autógrafos.