Esta circunstancia provocó que se tuviera que dar marcha atrás al montaje de la malla que sostendrá la futura cubierta azul celeste y se bajaran las siete partes que componen esa estructura. Esa era la única manera que garantizaba que el estadio ofrece todas las garantías de seguridad y, tal y como exigió el Celta, el compromiso liguero ante el Athletic de Bilbao se pueda disputar con todas las zonas del campo abiertas.
Así, el proceso ha concluido este martes, por lo que la apertura está garantizada, para alivio de los aficionados celestes, que una vez más sortean a la lluvia en una grada sin cubierta por octavo partido consecutivo -seis de Liga y dos de pretemporada-.
Ahora, se deben revisar con detenimiento todos los módulos para comprobar sus piezas y subsanar todas aquellas deficiencias que se puedan apreciar. A partir de ahí tendrá que volverse a acometer el izado de la estructura, paso a paso, para luego instalar las planchas azules de la cubierta.
Unos trabajos que retrasarán, una vez más, los plazos ofrecidos por el alcalde, Abel Caballero, que había prometido, en su última fecha dada, que la grada tendría techo a finales de octubre.