Berizzo entiende que a Cabral le hayan caído tres encuentros y al barcelonista Mascherano solo dos por una cuestión muy similar. Recordemos que el céltico deberá cumplir uno por su doble amarilla y otros dos porque sus palabras hacia el árbitros se produjeron cuando ya estaba expulsado. Mascherano, por contra, recibió la roja por dirigirse de forma desconsiderada a uno de los árbitros asistentes. Aun así, el técnico celeste considera que no se mide a todos los futbolistas con el mismo rasero.
«Respeto el criterio del tribunal y habrán creído que tres son suficientes. La expulsión es uno, lo que dijo después es otro dos. Pero nadie pierde de vista que existen diferentes camisetas, diferentes momentos, hay presiones… Pero no me quiero sentir dentro de este runrún de comentarios. La sanción está bien, si ha cometido un error deberá pagar esos partidos. Las comparaciones con lo que dijo Mascherano lo único que hacen es ponerme en una situación a la que no quiero ir. Quiero enfocarme en hacer mi trabajo. Generalmente en el fútbol cuando uno empieza a referirse a cuestiones que no son las futbolísticas se diluye su trabajo, su posición. Cuando me quejo, me quejo a ciencia cierta de lo que creo que es injusto hacia nosotros, como lo del campo. En este sentido, creo el comité ha actuado pensando en que lo que hizo merece tres partidos», dijo.
A Berizzo le molestó especialmente la actitud del colegiado Clos Gómez durante el partido ante el Real Madrid. «La expulsión de Mascherano se origina en el insulto, por lo que el análisis sobre lo que dijo significan dos partidos. La expulsión de Gustavo era uno ya consumado por su doble amarilla y lo que dijo posteriormente conlleva dos partidos más. En ese sentido, lo encuentro equitativo y justo. Pero si los árbitros van arbitrar desparejadamente, que sea desparejo para los dos. Que sea un reparto de injusticias. Me encantaría que fuese un reparto de justicias, pero si van a medir diferente que midan diferente para los dos. Me hubiese encantado que todo ese tarjeteo se hubiera producido también cuando las camisetas eran de otro color. Si eso sucede, no hay derecho a réplica. Cuando no sucede, uno se siente en un agravio comparativo en el que está incómodo».