El estadio presentó una imagen un tanto desangelada en este último partido de Liga. De hecho, antes del inicio del encuentro los que hacían más ruido eran los aficionados de la Real Sociedad que se desplazaron a Vigo. Esto cambió cuando desde la megafonía se cantaron las alineaciones. Tras recitar el nombre de los futbolistas, le tocó el turno a Eduardo Berizzo. El aplauso de la hinchada celeste (que también había vitoreado a Eusebio Sacristán cuando sonó su nombre) fue unánime.
Poco después se vivió una escena poco habitual. Mientras sonaba el himno del Celta, Berizzo saltó al césped para dirigirse al vestuario. El público dejó de cantar el himno para aplaudir al entrenador, que agradeció esta ovación de la grada. Además, una gran pancarta en la grada de Río agradecía el gran trabajo realizado por el preparador argentino en las últimas tres temporadas.
Con el inicio del encuentro los ánimos se empezaron a caldear. Tras entonar cánticos con el nombre de Berizzo, una parte de la grada comenzó a cantar «Mouriño vete ya» y, poco después. «Berizzo sí, Mouriño no». Estos dos cánticos sonaron con fuerza en Balaídos, aunque cuando fueron repetidos poco después algunos otros aficionados los respondieron con silbidos.
Lo que está claro es que la no continuidad de Eduardo Berizzo no ha gustado a un buena parte del celtismo, que culpa a Carlos Mouriño por no lograr retener a uno de los mejores técnicos de la historia del club. El presidente, por cierto, todavía no se ha pronunciado sobre este asunto.