Fue un partido de los que ya no se recuerdan. Bajo un diluvio propio de aquellos encuentros míticos que se disputaban en los años 70, con el agua al cuello (nunca mejor dicho) y con todo en contra, Aspas volvió a salvar a su equipo.
Marcó de penalti, marcó de cabeza, sostuvo a sus compañeros y contó, una vez más, con el acierto de Rubén, el portero de la cantera que ha explotado por fin y en cada choque se va agigantando para detener todo lo que se acerca a sus palos.
El Celta no solo sumo su tercer partido sin perder – dos victorias y un empate – sino que salió por fin de la quema del descenso tras dos meses sumido en la depresión. Todavía queda mucho camino por recorrer, pero tal y como estaba previsto, el regreso de Aspas ha provocado un auténtico renacimiento.
Y eso que el inicio no pudo ser más desalentador. La Real mandó sin ningún tipo de oposición, se acercó al área y puso en aprietos a Rubén, que tuvo que emplearse a fondo con dos buenas paradas en el arranque. Casi quince minutos le costó tocar el balón a los celestes.
Jozabed entró por el lesionado Brais Méndez, pero apenas tuvo incidencia en el dominio que ejerció el conjunto vasco en el centro del campo. En medio del diluvio que cayó sobre Balaídos, los visitantes supieron adaptarse a la perfección al resbaladizo y veloz césped.
A la media hora Boufal pudo por fin pisar la línea de fondo para servir un excelente centro que Iago Aspas no supo empalar con su pierna diestra. En la siguiente jugada, el árbitro se inventó un penalti inexistente, por una supuesta falta de Olaza a Oyarzábal, y de forma incomprensible el VAR no lo corrigió. Willian José no falló.
Otra vez marcador en contra, otra vez a remar con el viento en la proa. Reaccionó bien el Celta, pudo empatar en un disparo de Maxi que Rulli se encontró con la rodilla y, sobre todo, Iago Aspas, que falló solo ante el portero, una ocasión que muy pocas veces desaprovecha el de Moaña.
Tan solo habían transcurrido 20 segundos del segundo tiempo cuando el delantero celeste apareció de nuevo para liarla en el área realista. El viento jugó esta vez a favor, se escapó Iago, dribló a Rulli y fue derribado. Penalti de verdad -no como el anterior- y gol, otro para su cuenta.
Acto seguido, roja directa a Willian José por supuesta agresión a Okay. Y en esta ocasión, el árbitro volvió a equivocarse y de nuevo, como ocurrió con el penalti en contra del Celta, fue demasiado riguroso.
En cinco minutos, todo patas arriba de nuevo, pero con el cielo abierto ahora en favor de los vigueses. Media hora por delante, los tres puntos al alcance de la mano. Se lo tomó en calma el equipo de Escribá, no tuvo prisa. El técnico retocó el once, dando entrada a Boudebouz por un Jozabed que estuvo desaparecido.
Y acertó el Celta, dio pausa, estiró la posesión del balón y trenzó hasta pisar la línea de fondo, centrar desde la bota de Mallo y aparecer, quién si no, el omnipresente Aspas en el segundo palo para cabecear a la red.
Hubo que sufrir y mucho. Pese a estar con un hombre menos, la Real Sociedad llegó con peligro y ahí apareció la figura de Rubén para mantener a su equipo a flote con paradas estratosféricas.
Con siete minutos de descuento, el final se hizo eterno, pero Maxi evitó cualquier sorpresa y cerró el encuentro. Ahora, a pensar en el Atlético, aunque sea en Madrid y sin Aspas.
Celta: Rubén; Mallo, Cabral, Araújo, Olaza; Okay, Lobotka, Jozabed (min. 64, Boudebouz), Boufal (min. 80, Huljsager); Iago Aspas (min. 90, Beltrán) y Maxi.
Real Sociedad: Rulli; Zaldua, Elustondo, Navas, Theo; Zubeldia, Pardo (min. 54, Sangalli), Merino (min. 80, Bautista), Sandro (min. 60, Juanmi); Oyarzábal , Willian José.
Goles: 0-1, min. 31: Willian José, de penalti; 1-1, min. 50: Iago Aspas, de penalti; 2-1, min. 70: Iago Aspas, de cabeza en el segundo palo a centro de Mallo; 3-1, min. 90: Maxi Gómez a pase de Boudebouz.
Árbitro: Melero López. Mostró cartulina roja a Willian José y amarillas a Rulli, Okay, Aspas.
Incidencias: Partido correspondiente a la 31 jornada de La Liga disputado en el Estadio Municipal de Balaídos.