El presidente céltico, Carlos Mouriño, no se conformó en un primer momento con sentarse lejos de Caballero. Mientras se cantaba el himno y todos ocupaban sus puestos, él se mantenía en la zona de catering del palco. Una vez que acabaron los preparativos, bajó hacia su posición y pasó por delante del alcalde. Ahí empezó todo.
El mandatario celeste se dirigió hacia el regidor, muy serio en todo momento, y le lanzó una serie de reproches. Mantuvieron una breve conversación y, a continuación, Mouriño dejó su sitio vacío y se sentó a la derecha del representante del Fútbol Club Barcelona –en su lugar de a la izquierda-, dejando así libre la butaca presidencial. La imagen hablaba por sí sola, así que la presidenta de la Deputación de Pontevedra, Carmela Silva, se lanzó a ocupar ese hueco.
Este movimiento no gustó nada a Mouriño, que se levantó y se dirigió a Silva para exigirle que volviera al asiento que le correspondía y dejara vacío el puesto reservado por protocolo al presidente. Pasaron unos tensos segundos y el presidente céltico incluso amenazó con quedarse allí de pie todo el partido si la mandataria provincial no le hacía caso.
A Mouriño le ayudó en la tarea un empleado del club, que se acercó y la cogió del brazo para moverla a su sitio original, a lo que ésta finalmente accedió. A partir de ahí, esa escena fue la que quedó durante todo el partido. La silla de Mouriño, vacía. A su izquierda, Caballero y Silva. A su derecha, el representante del Barcelona.
En todo caso, el consejo de administración celeste no se quedó muy lejos. El presidente se mantuvo a la derecha del directivo culé para mantener el protocolo institucional en la medida de lo posible. Junto a ellos, los vicepresidentes y resto de responsables de la junta.
Todo esto ocurrió ante la mirada de los muchos concejales que acudieron este martes a Balaídos. El gobierno local movilizó a todos los ediles que pudo. No fue menos el PP, también ampliamente representado en el palco.
Además, parte del momento fue recogido por las cámaras de televisión y se pudo ver en los videomarcadores del estadio, que tienen pinchada la señal del partido. Antes de que se produjese esta tensa situación, las imágenes mostraron por separado a Mouriño y a Caballero. El público no mostró ninguna reacción al salir el presidente del Celta, pero el alcalde de Vigo sí recibió algunos pitos por parte de la grada.