La editorial Liburuak acaba de publicar en su colección Eskuak un libro precioso por fuera y por dentro. Se llama ‘Viaje hacia la canción perfecta’ y lo escribe el músico, compositor, cantante, docente y escritor, entre otras muchas, cosas, Miguel Marcos. Vigués afincado en Madrid, Miguel ha puesto en el mercado un producto que es un manual, una guía para componer canciones. Pero es también un texto divertido, lleno de anécdotas, curiosidades y consejos para el melómano. Más de 400 páginas por las que desfilan infinidad de canciones y cantantes que harán las delicias de todo aquel al que le guste la música, quiera componer o no. Aunque el objetivo sea conseguir esa canción que, nadie sabe por qué, está llamada a durar para siempre.
¿Existe la canción perfecta? Y si existe, ¿cómo sabemos que lo es?
Cualquier búsqueda de la perfección es la excusa perfecta para habitar el mundo de la creación artística. Eso es lo que nos mantiene vivos. La canción perfecta es una quimera, la bola de Sísifo, el Loop de Prometeo, el viaje a Ítaca. Spoiler: No existe la canción perfecta, pero sí el viaje que emprendemos hacia ella.
¿Por qué este libro? ¿A quién está dirigido Viaje hacia la canción perfecta?
Este libro surge de una doble necesidad, por un lado está el compositor que vive en mí y que busca seguir aprendiendo nuevas herramientas e investigando para alimentarse, para seguir escribiendo canciones y descubrir cada día nuevas formas compositivas. Por otro lado, mi parte docente necesita seguir aprendiendo, desarrollando y actualizando las maneras de llegar hacia la canción perfecta desde la enseñanza, desde la divulgación y la transmisión de conocimiento. Para mí, esa es una forma de transcendencia igual de poderosa o más que subirse a un escenario delante de miles de personas. Cualquier persona puede llegar a la Torre de la Canción si se lo propone. En el fondo, este libro es un estribillo pop, la cima de la canción.
El libro podría ser, por temática, un buen candidato a tostón del año, y sin embargo no solo es ameno y hasta divertido, es instructivo y un placer para todo aquel al que le guste la música, que somos todos o casi todos. ¿Cómo lo has conseguido?
Como te decía, en mi caso la parte artística convive con la parte docente de manera inseparable. Por eso llegar a ese equilibrio entre el ensayo divulgativo, la autobiografía en la que aparecen algunas anécdotas y peripecias de más de 20 años componiendo y tocando canciones y el manual técnico ha sido clave para que este libro cobrara sentido.
Esa ha sido quizás la parte más complicada a la hora de escribir este libro, que pudiera llegar a todo el mundo al que le guste la música y disfrute con sus canciones favoritas sin necesidad de tener conocimientos de música pero que, a la vez, tuviera también un rigor técnico tanto en la parte musical como en la parte de la escritura de canciones, es decir, en la parte lírica. Llegar a ese equilibrio me llevó a reescribir algunas partes del libro e, incluso, a descartar 4 o 5 capítulos que me parecían demasiado técnicos. En definitiva han sido 3 años de escritura de este libro donde se encapsulan unos 25 años de experiencia dando clases de songwriting, componiendo canciones y tocando sin parar.
Armonía, ritmo, melodía, letra: ¿dónde está el equilibrio para que una canción sea redonda?
Las canciones son organismos vivos que nacen, crecen, se desarrollan, pero nunca mueren mientras haya alguien que las cante, las baile o las escuche. Por esto, las canciones tienden a autorregular sus propios elementos. La armonía viste la canción, la melodía es el impacto más inmediato y directo, el ritmo nos mueve y la letra nos plantea preguntas y reflexiones que la mitología pop convierte de alguna manera en nuestro alimento emocional, ese motor que nos impulsa a cantar y bailar.
Piensa que hay grandes escritores de canciones que basan la composición en la escritura del verso, como Bob Dylan, Tom Waits, Patti Smith, Nick Cave o Pj Harvey. En cambio hay otros compositores que buscan en la música el refugio de las palabras, la imagen sonora por encima de la letra, dentro de esta lista podríamos hablar de David Byrne, Thom Yorke, St.Vincent o David Bowie, por citar algunos.
El libro finaliza con medio millar de ejercicios y supone un reto para todo aquel que quiera componer, pero bien podría ser un manual para todo aquel que quiera enseñar.
Después de más de 20 años impartiendo clases de songwriting y composición de canciones te das cuenta de la falta que hace un libro como este. He estado buscando mucho tiempo este libro, hasta que un compositor amigo me dijo: no existe, lo tienes que escribir tú. Para que te hagas una idea, la bibliografía de este libro se compone de unas 150 referencias relacionadas con el mundo de la creación musical, de esas 150 solo 3 ó 4 son en castellano y son bastante flojas, no existen más libros en castellano sobre composición de canciones.
Desde pequeños nuestra educación musical viene delimitada por el valor interpretativo, no por el valor creativo. De ahí surge la necesidad de crear este ensayo-manual sobre composición de canciones que, por un lado, puede servir de disfrute para cualquier amante de la música que quiera saber cómo y de dónde surgen muchas de sus canciones favoritas, por otro lado, sirve de mapa y guía creativa para compositores, pero también para enseñar, para profesores de música que viven en el mundo de la interpretación y quieren dar el salto hacia el mundo de la artesanía de la canción.
¿Nos podrías hacer una lista con 15 canciones perfectas?
Cómo te decía, no existen las canciones perfectas, ahí las 15 primeras canciones imperfectas que me vienen a la cabeza ahora mismo, porque seguro que dentro de 5 minutos las lista será completamente diferente: “Like a Rolling Stone”, de Bob Dylan; “Space Oditty”, de David Bowie; “Gloria: In Excelsis Deo”, de Patti Smith; “Lucha de gigantes”, de Antonio Vega; “Strange Fruit”, de Billie Holiday; “Hallelujah”, de Leonard Cohen;
“Paloma”, de Andrés Calamaro; “Bad Guy”, de Billie Eilish; “Bella Ciao”, que es anónima; “Septiembre”, de Los Enemigos; “Into my arms”, de Nick Cave & The Bad Seeds; “La tejedora”, de Christina Rosenvinge; “Bonnie and Clyde”, de Serge Gainsbourg & Brigitte Bardott; “London Calling”, de The Clash y “No todo va a ser follar”, de Javier Krahe.
Miguel Marcos compone, escribe libros y canciones, produce… ¿En qué estás metido ahora mismo?
Pues ya estoy empezando a escribir otro libro de música, que ya os contaré más adelante. He montado también un Área de Creación Musical y Narrativas Sonoras en la Escuela de Escritores (Madrid) donde seguimos con la V edición de “Laboratorio Sonoro” y hemos añadido un nuevo curso de “Producción Musical y Composición”, a estos se sumarán otros cursos más de creación musical. La idea es crear un espacio donde predomine la creación musical y la composición de canciones, algo que en este país no existe a día de hoy.
Y como me sobraba un poco de tiempo, he montado una nueva banda llamada Nueva Tragedia, en un descanso de mi otro proyecto Le Voyeur, y ahora estamos empezando a sacar singles y a tocar en festivales pero hasta la primavera no sacaremos nuestro primer disco. Ya sabes, la dictadura del streaming se impone y el single, como cantaba Jose Alfredo, sigue siendo el rey.