Los últimos moradores del Pazo de Castrelos fueron el matrimonio formado por la irlandesa Marianne Whyte y el escocés Cecil Allanson. Ella fue la esposa de Fernando Quiñones de León y Elduayen, Marqués de Valladares y de Mos que falleció a la temprana edad de 35 años, pero antes de morir, ambos realizaron importantes obras de reforma y mantenimiento del pazo, de las cuales la mayoría perduran hoy en día. La británica, aficionada al deporte, mandó construir en los jardines la pista de tenis, que se convertiría en una de las primeras de Galicia.
Tras morir Fernando sin dejar descendencia, en 2018, su padre Fernando Quiñones de León se convirtió en heredero del pazo, que donó al Ayuntamiento en 1924 a cambio de que el rey Alfonso XII le concediera el título de Grande de España. Era el Marqués de Alcedo y se casó en segundas nupcias con la artista Antonia Bañuelos-Thorndike.
Mientras tanto, la viuda de su hijo Fernando, la señora Whyte, también volvió a casarse (era su tercera vez) con otro británico, con el que residió en el pazo, convirtiéndose en sus últimos moradores, hasta el año 1934.
Ahora, la hija de uno de los descendientes del señor Allanson, su sobrino, se ha puesto en contacto con el Concello de Vigo para legar los últimos recuerdos de sus familiares, unas fotografías con un valor económico simbólico –apenas 800 euros– pero sin duda de gran valor histórico que permitirán enriquecer el patrimonio del museo municipal, precisamente en el año en el que se cumple el centenario de su donación a la ciudad de Vigo.
El pasado mes de junio se formalizó la donación, que consiste en varias fotografías de la época en pequeño formato y una reproducción artística. La más llamativa es quizás la que muestra a la señora Whyte y al señor Allanson recién casados, en el año 1925, siete años después de fallecer el diplomático Fernando Quiñones de León y Elduayen, que fue agregado de la embajada española en Londres.
Ambos vivieron en el histórico pazo casi una década, hasta 1934, diez años después de que éste fuese legado a la ciudad de Vigo por parte de su suegro. Marianne Whyte se convirtió así en la última moradora de la residencia mientras desde la corporación municipal, presidida por el alcalde Gregorio Espino, se solventaban cuestiones burocráticas relacionadas con la donación, entre ellas el pago de un usufructo a la señora Whyte.
La donación la ha realizado la británica Catharine Dooley, quien el pasado febrero se puso en contacto para trasladar su deseo de que los objetos de su colección pasen a formar parte de la colección municipal de Vigo. Catharine es hija de Harry Davies, sobrino y protegido de Cecil Allanson.
En el expediente, el gobierno local admite que no existe en el museo Quiñones de León ningún objeto relacionado con el matrimonio Allanson-Wythe, de manera que la aceptación de ese legado significaría incorporar a la colección las primeras piezas relacionados con ellos y la posibilidad de integrarlos en una futura exposición permanente de la historia paciega, documentando estos personajes y dando constancia de su paso por Castrelos.
El valor económico del conjunto apenas asciende a 800 euros, si bien su valor histórico es elevado por estos motivos y a partir de ahora pasará a formar parte del inventario municipal en la categoría de bienes muebles de carácter histórico, artístico o de considerable valor económico, así como el del museo.
Esta incorporación se produce apenas un año después de que el Concello de Vigo sumase otras pertenencias de otro personaje ilustre vinculado al Pazo, Antonia Bañuelos-Thorndike, la segunda esposa de Fernando Quiñones de León, el Marqués de Alcedo. El Concello de Vigo ultima una exposición con estos bienes adquiridos en Francia dentro del programa conmemorativo del centenario de la donación.