Stella Maris González Balbuena ha nacido en Vigo y ha ejercido como profesora de francés en un conocido instituto de la ciudad, aunque ya está retirada. En cuanto lo permitió la ley se cambió el nombre por el de Stella Maris, que era como quería ponerle su padre. Stella es poeta y actualmente coordina un grupo de poesía virtual que lleva por nombre “Nos queda la palabra”, parafraseando el verso “Me queda la palabra”, de Blas de Otero, sin embargo, para el recital presencial que han ofrecido en la sede viguesa de la Deputación de Pontevedra, consensuaron el nombre “Desafiando sombras”. Ahora, sin las rígidas limitaciones del confinamiento, preparan nuevos recitales y VigoÉ ha tenido la oportunidad de conversar con ella y difundir esta vertiente creativa.
-¿En qué momento decide usted crear poesía?
-He escrito desde siempre, pero tenía mis escritos escondidos y ahora, desde mi jubilación, me decidí a publicarlos en dos poemarios. Con el confinamiento, y echando mano de un hijo que me ayuda con la tecnología, me decidí a crear un grupo poético para recitales virtuales. La gente se fue apuntando y animando, con la gran suerte que al ser online se puede apuntar gente de fuera, de Pontevedra, de Lugo, de diferentes sitios. Entonces, a lo largo de la pandemia fuimos organizando ocho recitales virtuales.
-¿Cómo podría explicar una poeta qué es la poesía a alguien que no lo sabe? ¿Qué es la poesía?
-Es una manera distinta, especial, de decir las palabras y, sobre todo, de intentar que la palabra sea auténtica, y que puede salir como un dardo o como una mariposa. Porque la palabra puede salir de la mente, del pensamiento, o del corazón.
-¿En la poesía actual sigue siendo imprescindible la métrica y la musicalidad? ¿Qué hay del llamado verso libre?
-No, no. Hay una rotura total con la métrica tradicional, con la métrica clásica, que viene muy bien porque hay más libertad en la expresión escrita, hay más sonoridad, sobre todo interior, no sólo en el final de cada verso sino en el medio, y hay más contraste con las palabras. Se pueden utilizar palabras más usuales, porque antes la poesía era una cosa mucho más sublime y sólo tenían que utilizarse unas palabras venidas de una depuración, a veces incluso de un artificio… Ahora no, ahora hay más espontaneidad, hay más libertad, y eso no quiere decir que algunos poetas consagrados, un día quieran escribir un soneto, que creo que siempre viene bien. Yo creo que la métrica clásica sí que la hay que conocer y después, a partir de ahí, uno puede desarrollar su libertad y de vez en cuando echar mano de la forma más perfecta de la métrica clásica, que es el soneto,
-¿Las personas que crean poesía son las más adecuadas para leerlas? Es decir, ¿quienes crean poesía son buenas lectoras de poesía?
-Ahora hay muy buenas recitadoras, no sólo por la experiencia que yo tengo de mi grupo sino por otras personas recitando. Hay muy buenas recitadoras. Yo creo que ha subido mucho el nivel y aquel cliché que había de “quien crea lee mal” creo que se está borrando un poco. Yo he visto unas recitadoras, en general mujeres, muy buenas, muy auténticas, y creo que ya no es lo que era.
-¿Cuáles son sus autoras o autores preferidos?
-Hay muchísimos. Yo soy muy clásica. Yo parto de los clásicos. Los clásicos quiero decir Unamuno, Bécquer, Juan Ramón Giménez, Rosalía de Castro, Valle Inclán…, yo parto de los clásicos porque creo que debemos tenerlos siempre de referencia. Y leo mucha poesía. Hay mucha poesía con la que me siento más identificada y otra con la que no. Porque hay muchos tipos de poesía, igual que hay muchos tipos de novela. Se te puede caer de las manos una novela, pues con la poesía puede pasar lo mismo. Por ejemplo, hay gente que se fija más en la forma que en el fondo, y ese tipo de poesía de más filigrana me gusta menos. A mí me gusta más una sonoridad de vez en cuando, pero que la poesía tenga un fondo y que quiera decir algo, y, sobre todo, que tenga un hilo conductor. De la gente contemporánea prefiero no decir nombres porque serían excluidas otras personas. Yo creo que lo contemporáneo tiene que reposar, y una vez repose se irá dilucidando qué es lo que tiene más valor y lo que vale para una temporada, lo que es más efímero.
-Muchas personas creen que la poesía siempre va vinculada con el amor. ¿Qué hay de cierto en eso?
-No, no, para nada. Ese tipo de poesía vinculada con el amor es poesía lírica. Como ejemplo de esa poesía tenemos a Bécquer, que es el más lírico de todos los poetas españoles. Creo que eso es un aspecto de la poesía. Uno puede escribir auténticamente emociones subjetivas y muy bien, pero no exclusivamente eso, sería demasiado cerrado, es un círculo. Hay el macrocosmos y el microcosmos. El ojo de cualquier persona que escriba tiene que ver también lo que hay alrededor, puede ser paisaje, puede ser otra persona, pueden ser cosas que observa…, incluso lucha. Una persona que tiene una conciencia social muy grande puede escribir un poema rompedor contra lo establecido a su alrededor que no le gusta. No, la poesía del amor es poesía lírica, que está muy bien, que ya hay muchísimas canciones con ese tema. Está muy bien sacar para fuera sentimientos y emociones de amor o desamor, pero no quedarse en eso.
-¿Hay que ser una persona muy sensible para crear poesía?
-Mucho. A lo largo de las lecturas voy viendo si sale una sensibilidad especial del corazón o no. A veces hay impostura, eso es inevitable. Como hay impostura en la prosa. Yo busco la autenticidad. Poco a poco, a base de leer y leer, voy viendo y discerniendo una cosa de otra. Yo creo que la poesía es poesía si hay una sensibilidad especial, si no no es poesía, es entretenimiento.
-Y la inspiración. ¿En el mundo actual existen motivos para inspirarse?
-Yo creo que existen muchísimos motivos, lo que pasa es que a mí me da escalofrío y me echan para atrás las personas que dicen que se ponen a escribir sobre un tema. Yo eso no lo entiendo muy bien. Yo creo que tiene que haber un impulso creador. Algo que te pasa por la cabeza o por el corazón en unos segundos y que tienes que atraparlo en ese momento y, a partir de ahí, desarrollar ese impulso que te vino. Fríamente, ponerte delante de la pantalla de un ordenador o de un papel y decir voy a escribir sobre la pandemia es algo que me parece muy artificial. Y creo que hay muchos motivos para escribir en estos momentos, sobre todo, por el encierro, por la cárcel en la que estuvimos el año pasado, por el cambio de vida que hubo en nuestras relaciones sociales, por la reflexión que tuvimos que hacer todos con respecto al futuro de la naturaleza nuestra y lo que hicimos mal para llegar a esto. O sea, en plan reflexión, tomar una conciencia distinta sobre lo que nos ha pasado sí, pero no todo lo que pasa por la mente sirve para escribir, es decir, yo no creo en el escribir por escribir ni en hablar por hablar, es decir, hay muchas palabras escritas en prosa que sobran cuando se meten en un libro. Si lo haces en plan tertuliano está muy bien. Y hay muchos versos que también. Siempre tenemos que hacer una pausa en nuestras vidas para hacer algo que tenga valor. Y algo que tiene valor no se hace en cinco segundos. Se parte de una reflexión, de un reposo, uno tiene que pensar y ver lo que puede transmitir a los demás y cómo lo va a transmitir, y eso a veces falta. Faltaba ya antes de la pandemia, no sólo por la pandemia. O sea, ahora con la pandemia tuvimos más temas de reflexión y más aspectos distintos que antes, pero el proceso es el mismo, antes de la pandemia y ahora, porque hay que frenar un poco la espontaneidad y la inmediatez. Estuve bastante y sigo estando en la redes y veo que hay mucha inmediatez. A una persona se le ocurren cinco lineas de una cosa, sobre la lluvia, sobre los osos, sobre la pandemia, y, pumba, ahí lo pone. Entonces, después hay mucha gente que le da “me gusta”, y yo creo que eso no sirve. Todo tiene un proceso y un esfuerzo. No en el sentido que después la poesía sea una cosa que pase por la filigrana y que pase por el tamiz, no. La poesía tiene que pasar por el reposo y después una pequeña corrección, no mucha. Porque si hace uno mucha corrección ya se empieza a cambiar la frescura que tenía aquello que salió. Tiene que haber un ten con ten, un término medio.
-Hay quien dice que la poesía se crea en los peores momentos, ¿es cierto?
-Pues en los peores momentos no, porque eso de los peores momentos quiere decir que es la poesía terapéutica. Yo, en mis peores momentos, tengo unas cincuenta o sesenta poesías o escritos que no están publicados, que son muy de terapia y entonces ya veré. Esa es la poesía que escupe contra cosas que tiene uno mismo. Esa es la efímera, la del momento. Se pueden salvar tres o cuatro, sólo. Es lo mismo que tú estuvieras hablando delante de un terapeuta, de un psicólogo o de un psiquiatra, entonces haces cosas que no llegan bien a los demás. No es cuestión de escupir, es cuestión de decir algo, de tener un hilo conductor que a veces no lo tienen muchos poemas, un hilo conductor o un hilo filosófico sobre algo.
-¿El feminismo también inspira poesía, el feminismo también es poesía?
-No. El feminismo no es poesía. El feminismo es una causa. Una causa de la mujer y tenemos que luchar por esa causa porque lógicamente aún hay por ahí muchas cosas que igualar, pero que no tienen nada que ver con la poesía, y una poesía que sólo tenga como objetivo el denunciar, para mí es muy parcial. Es decir la denuncia sirve para un momento de lucha. La mujer maltratada lo que tiene que tener es un sitio a donde ir y un apoyo legal que no tiene, según parece, pero no, no, yo creo que todas las cosas en caliente, además, son malas. Es decir, una persona cuando está enfadada tiene que esperar a que le pase ese furor de dentro para decirle a otra persona lo que le pasó. No puede decírselo ladrando en ese momento. Esto que pasa a nivel personal pasa a veces a nivel literario, que es una pena, no tiene por qué decir eso, no tiene que ladrar a nadie, ni hombres ni mujeres, que yo por la causa feminista estoy, claro, yo estuve en las feministas de Vigo, de AGM (Asociación Galega da Muller), pero lo que no estoy, desde luego, en darle la vuelta a la tortilla, es decir, que las mujeres ahora quieran el empoderamiento que tuvieron los hombres, no, ni hablar, de ninguna manera, no, además, la mujer tiene que contar con el hombre. Cuantos más hombres haya en esta lucha mucho mejor. Si no, esto se puede convertir en un gueto, qué peligro.
-Usted forma parte de un grupo de poesía. ¿Desde cuándo existe el grupo?
-Este grupo de poesía virtual existe sólo desde marzo pasado, a partir de la pandemia.
-¿Cuántas personas integran el grupo?
-Son todo mujeres, sí. Y en el momento en que hubo recitales virtuales llegó hasta el número de veinte, porque había gente de otras ciudades. Ahora nos reducimos, una parte de las que estamos aquí en Vigo y que somos de Vigo, a hacer este recital presencial porque teníamos ganas de que fuera presencial y vamos a hablar aún en qué otros sitios podemos hacerlo.
-¿Por qué son todas mujeres y no hay hombres?
-Pues no lo sé. A mí no me importaría que hubiera hombres. El grupo estaría abierto. Algunos participaron como cantautores, por ejemplo Santiago Ferragud, y otros. Que no los hubiera fue algo circunstancial. Que sea sólo de mujeres es circunstancial, no es un grupo poético feminista, no.
-En general, ¿existen más mujeres poetas que hombres?
-Sí. Porque yo he ido a muchos recitales alternativos en salas de aquí, de la ciudad (Vigo), y sí, la mayoría son mujeres. A lo mejor dos o tres poetas chicos.
-¿Ustedes se han planteado realizar una publicación conjunta en un libro? ¿Existen editores capaces de publicar libros de poesía en unos tiempos en los que la gente que lee poesía constituye una minoría?
-No nos hemos planteado esto aún. Tenemos que reunirnos y ver lo que queremos hacer con el grupo. Como tenemos el recital ya hecho pensamos que lo podemos realizar en diferentes sitios y después de que ya esté un poco gastado eso, por así decirlo, tenemos que plantear lo que podemos hacer. La posibilidad de una publicación está muy bien, por qué no. Yo creo que la poesía es minoritaria y lo saben los editores y lo sabe la gente en general. Se compra menos poesía.
-¿Cuáles son los proyectos actuales del grupo?
-Pues no los tenemos aún. Tenemos que ver un poco a dónde queremos ir y ahora, al salir del virtual al presencial, tenemos que ponernos de acuerdo. Porque como es una cosa colectiva, no algo unipersonal, lo tenemos que ver. En principio podríamos hacer este recital en varios sitios, pero tampoco repetirlo tanto, y a partir de ahí tendríamos que hablar.
-En su opinión, ¿la sociedad actual necesita más de la prosa o de la poesía?
-Yo creo que necesita las dos. Tampoco me puedo centrar sólo en la poesía. Lo que pasa es que necesita una prosa de otra manera, no una prosa que sea como verborreica, porque a veces sobran palabras. O de prosa de temas tipo best seller, que son más vendibles. Yo creo que se necesita una prosa sosegada como digo con la poesía, una prosa con un mínimo de pensamiento, y no con una intencionalidad del momento. Se necesitan de las dos. Es literatura la prosa y es literatura la poesía. Pero a veces hay mala prosa y a veces hay mala poesía. Yo soy muy lectora, entonces no me puedo decantar sólo por la poesía, no, no, la prosa también.
-¿Existen instituciones dispuestas a apoyar estas iniciativas culturales que muchas personas consideran minoritarias?
-Las iniciativas culturales en general las apoyan asociaciones que pueden ser de vecinos hasta cualquier asociación. Ahora está más abierto todo a recitales poéticos. Yo creo que sí, las asociaciones están interesadas por este tipo de acciones, yo creo que sí. Para mí fue una experiencia y una gran alegría que yo, que soy desconocida, y el grupo, que la Deputación de Pontevedra, en Vigo, (https://www.depo.gal/) nos diera la oportunidad, y que asistieran de representantes dos diputadas y Uxía Blanco. Pero no estuvo la presidenta, Carmela Silva, porque coincidió con el fallecimiento de Isaura Abelairas, si no hubiera aparecido, porque ella estaba en la intención de asistir. Cuando hablé por teléfono con la persona que organiza esto me dijo que ellos están interesados en tener públicos distintos. Le dije que nosotros empezamos a funcionar a partir de la pandemia y me contestó que no había problema, que en la Deputación querían otros públicos.
-¿Cómo ve una poeta la sociedad actual? ¿Tiene remedio?
-Es una pregunta muy difícil. ¿La sociedad actual qué es? ¿Es el capitalismo, es la pandemia que está aún por curar? Hay muchas voces en la poesía que surgen denunciando situaciones en plan poesía social, aunque en general son minoría, pero como tenemos una sensibilidad más agudizada lo vemos todo muy dramatizado, muy magnificado, como un desbarajuste económico, social…, muy difícil. Como poeta no sé si tiene remedio, pero como persona creo que sí tiene remedio. Se han superado en la humanidad muchas situaciones y esta la vamos a poder superar y nos va a dar la pauta de qué cosas tenemos que evitar a partir de ahora para cuidar el planeta y para poder relacionarnos. Habrá más profundidad en el pensamiento y más soluciones. Lo veo en plan optimista.
-¿Es la política la antítesis de la poesía?
–Sí. Yo creo que sí, porque la política tiene una intencionalidad y, además, esa intencionalidad puede variar según el momento, el día, el mes y al año siguiente es otra cosa, y la poesía no, es una perspectiva limpia de un interior que puede decir las cosas de uno mismo, que puede desnudar las cosas de uno mismo en cierto momento para los demás, que no deja de ser una generosidad, porque podías desnudarte y dejarlo en el cajón, y que, al mismo tiempo, tiene un ojo avizor ante una serie de cosas que ve con más distancia. Cuando uno está metido en un cargo político puede defender sólo eso a capa y espada, sin embargo, desde fuera, como un ciudadano de a pie, pero quizá con una sensibilidad distinta, más que dar soluciones el planteamiento se ve mucho más completo.