¿Qué tal el regreso a Vigo?
Pues no hemos tenido tiempo para mucho, ni para darnos una vuelta, pero hoy en el preestreno disfrutaremos de la gente de aquí y volveremos a ver a compañeros del rodaje que hace tiempo que no vemos.
¿El rodaje fue su primera vez en la ciudad?
Yo había pasado por aquí a lo mejor cuando era más pequeñito con mis padres. En las dos o tres semanas que estuvimos aquí conocimos el puerto y el centro un poco para ir a comer. Pero son muchas horas de rodaje y no te da tiempo a nada. Ruedas de lunes a sábado y el domingo lo dedicas a descansar.
¿Resulta frustrante viajar tanto y al final sólo conocer hoteles y aeropuertos?
Cuando uno viaja es una pena no poder conocer íntegramente una ciudad o salir a comer como se debe. Es difícil. Pero muchas veces si te gusta mucho un sitio como es este caso tienes la idea de escaparte cuando no estés trabajando.
Usted nació en A Coruña pero a los cuatro o cinco años se tuvo que marchar y no ha vuelto a vivir aquí. ¿Cuánto de Galicia sigue habiendo en Mario Casas?
Toda mi familia es de aquí. Mi raíz es ésta. Mi abuelo, mi bisabuelo, mis tíos, mis primos… son gallegos y están aquí. Mis padres tienen casi el mismo acento que cuando se fueron. Mi manera de vivir, mi vida cotidiana tiene esa raíz gallega, el carácter, la comida… Siempre he tenido esa educación.
¿Cómo de reconocible está Vigo en la película?
Me imagino que los de Vigo la van a reconocer mucho más, lógicamente. Verán esos coches en el muelle, a Luis [Tosar] en una parte del puerto que es reconocible. Pero es una película universal. Parece que cuando uno hace una película fuera siempre tiene que aparecer el sitio emblemático de esa ciudad para que la gente se dé cuenta. Lo que me parece interesante es que Vigo se haya sumergido dentro del cine español para aportar su gran grano de arena y para poder sacar esta película adelante.
Sí, las instituciones se han implicado en el filme. Y también la gente, ¿no? Durante el rodaje hubo mucha expectación. Incluso a veces demasiada cuando había que trasladar el set.
Sí, hubo expectación. Sobre todo en el hotel (risas). La gente se vuelca y tiene ganas de ver cómo se rueda, de ver una escena de acción en su ciudad y participar de esa manera dentro del cine. Y luego ir a ver la película y decir: “Mira, yo estuve ahí viendo esa escena”. Me parece una manera bonita de dar las gracias a la ciudad.
¿Trabajar con gente de peso y de la trayectoria de Luis Tosar y José Sacristán le ha hecho mejor actor?
(Risas). No lo sé. No puedo ser objetivo con eso. Pero como persona, sí. Y como espectador que tiene la oportunidad de conocer a dos grandes actores. Ver cómo trabajan, ver cómo crean personajes, cómo se mueven… A mí me gustaría convertirme en Sacristán cuando tenga su edad y me gustaría convertirme en Luis cuando tenga la suya. Son referentes.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido de ellos?
De Luis sobre todo la manera de ser. Es un tipo de verdad, muy natural. Es de lo más grande en este país como actor, es una institución y parece que siempre está haciendo su primera película. Tiene un enorme interés por conocer a la gente joven y trabajar con ellos. Ama lo que hace y cada proyecto que hace es nuevo para él. No se estanca.
En la rueda de prensa bromeaban con usted, con los coches y con las escenas de riesgo. ¿Tiene alguna habilidad especial con ellos?
Me gusta conducir pero nunca he hecho persecuciones ni cosas extrañas. Creo que se me da bien. Me llevaron una tarde los especialistas a probar el coche en un descampado en Málaga, a hacer unos movimientos, y a la media hora ya lo tenía controlado. Pero a mí como persona me gusta la adrenalina, me gusta que me lata el corazón y que de repente haya peligro. Todo eso me gusta y por eso disfruté de la acción. El director de fotografía, Arnau Valls, se montó conmigo a rodar en una escena y yo hice lo que quise. Cuando nos bajamos en el set dijo: “Yo con este chico no me vuelvo a subir. Que alguien hable con él, que mi vida está en peligro”. (Risas). Yo decía: “Pero bueno, si Luis lleva aquí conmigo todo la película”. Yo preguntaba si algo se podía hacer y si me decían que sí, adelante. Bueno, había violencia pero la película tenía que respirar eso.
Es usted joven y todavía tiene mucha carrera por delante. ¿Cuál es el papel que todavía no le han ofrecido o está deseando interpretar?
No sé si un papel en particular, pero a lo mejor uno de esos personajes que se te quedan en la retina. Son palabras mayores, pero un ‘American psycho’ de Christian Bale. Este tipo de personaje extremo y ambiguo, con una personalidad al borde de la esquizofrenia. Me parecen personajes jugosos y muy atractivos.