¿Por qué ha elegido el agua como recurso recurrente en su producción?
Me apasiona como motivo pictórico. Además, como elemento de la naturaleza es al mismo tiempo sanador, purificador, necesario para vivir, y también destructor.
¿Qué cree que despiertan en el público estas representaciones acuáticas?
Me han comentado diferentes impresiones. Una persona confesó que había sentido angustia y otra que podía oír perfectamente el ruido provocado por el impacto y la fuerza del agua recreada. Creo que hasta ese momento no me había dado cuenta de que mis cuadros se pueden escuchar.
Habla con pasión sobre sus creaciones.
Soy un “yonki” de mi profesión. Mi sitio preferido es mi estudio y soy feliz en él. Si falto algún día, lo echo de menos. Un artista sólo se puede definir a sí mismo como tal después de llevar 40 años trabajando.
Además, es autodidacta.
Sí, llevo pintando desde los 5 años, pero no tengo el título de Bellas Artes. Aunque mi formación ha sido y es continúa. Poco a poco decidí dedicarme en exclusiva a la pintura y desde hace tiempo éste es mi trabajo.
¿Qué tal lleva la soledad del artista?
Es ella quien hace que evolucione. Pintar es quemar etapas, si no la gente dejaría de interesarse por mi trabajo. No se puede estar haciendo siempre lo mismo. Es necesario marcarse retos.
Usted define su estilo como realista, pero en sus obras también se observan fragmentos abstractos.
Cierto. Se puede decir que muchas pinturas encierran ese binomio, se observan dos partes diferenciadas en la misma composición, pero la figura humana siempre es reconocible y trabajo sobre ella, así que me defino como realista.
Ahora son sus autorretratos quienes toman el protagonismo.
Trabajo en base a series. En la titulada “Engullido por Poseidón” me pinto amenazado por el agua o por olas gigantes. El 70 por ciento del cuerpo humano es agua, uno es indisoluble del otro. Otras series se titulan “Zambullidas”, “Bañistas” o “Be water”, esta última reflexiona acerca de la capacidad y necesidad de las personas de adaptarse a los cambios y dificultades.
Su producción refleja una gran capacidad técnica. ¿Tarda mucho en rematar cada pieza?
En ocasiones, finalizar algún cuadro me lleva hasta tres meses. Además, experimento con varias técnicas, desde el acrílico, al grabado, pasando por el óleo o la acuarela. Cada serie la abordo con diferentes soportes y medios.
¿A qué colegas admira?
A autores de la talla de Roberto González Fernández, Antonio López, Eloy Morales, Gottfried Helnwein, Joaquín Sorolla, Quintana Martelo o Golucho.
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