La Consellería do Medio Rural ha informado de que el incendio forestal registrado en la parroquia de Pesqueiras, en el concello de Salvaterra de Miño, ha sido estabilizado desde las 10:53 horas de esta mañana. Este avance supone un respiro para la zona, que ha estado en alerta desde que el fuego se inició en la tarde de ayer.
Una respuesta amplia ante la amenaza
El fuego, que comenzó ayer, lunes, a las 15:45 horas, ha afectado, según las últimas estimaciones provisionales, una superficie de alrededor de 30 hectáreas. La magnitud de la situación llevó a declarar, como medida preventiva, la Situación 2 en la tarde del lunes, debido a la proximidad de las llamas al núcleo de población de Castelo. Afortunadamente, esta situación operativa de alerta fue desactivada alrededor de las 21:00 horas del mismo lunes, lo que indicaba que el riesgo inminente para las viviendas había disminuido.
Para combatir este incendio, se ha movilizado un amplio despliegue de efectivos y recursos. En total, han participado 4 técnicos, 15 agentes, 25 brigadas, 17 motobombas, 3 palas, 1 unidad técnica de apoyo, 9 aviones y 8 helicópteros. Cabe destacar la participación de bomberos de Países Bajos, quienes se encuentran realizando una estancia formativa en Galicia en el marco del Mecanismo Europeo de Protección Civil, sumando fuerzas en esta tarea crucial.
Llamamiento a la colaboración ciudadana y la prevención
La Consellería do Medio Rural reitera la importancia de la colaboración ciudadana en la detección y prevención de incendios forestales. Se recuerda que el número de teléfono gratuito 085 está a disposición de cualquier persona que detecte un fuego.
Además, para aquellos que sospechen o tengan conocimiento de cualquier actividad delictiva incendiaria, existe un teléfono anónimo y gratuito: 900 815 085. La información actualizada sobre incendios forestales que superan las 20 hectáreas también puede consultarse en la cuenta oficial de X (anteriormente Twitter): @incendios085.
La estabilización de este incendio en Salvaterra de Miño es una muestra del esfuerzo conjunto de los equipos de extinción, pero también un recordatorio constante de la vulnerabilidad de nuestros bosques ante las llamas, especialmente en épocas de riesgo. La vigilancia y la colaboración ciudadana siguen siendo esenciales.