Sin hay alguna personas en la Diócesis de Tui-Vigo especialmente ocupada estos días, a las puertas de que comiencen las actividades para celebrar el aniversario de la catedral de Tui, ese es, sin duda, su deán, José Diéguez.
El deán de la catedral es el presbítero que preside el cabildo catedralicio, que es un grupo de canónigos que ayuda al obispo en la administración de la catedral. Así que no es difícil imaginar a don José correr de aquí para allá, asegurándose de que todo está en perfecto orden de revista porque este mismo domingo arranca el programa de actividades con la apertura del Año Jubilar y la excepcional apertura del altar de las reliquias, entre otras actividades.
José Diéguez no esconde que está estresado, pero tampoco que está emocionado, porque le ha tocado vivir un momento muy especial: «Pues sí, ciertamente, porque son 800 años desde que la catedral se abrió al culto y desde aquel año es la iglesia madre de la diócesis», señala.
Patrimonio cultural de primer ordene
Pero el valor de la catedral, lo dice el propio Diéguez, trasciende el espectro religioso. Estamos hablando de un tesoro cultural de primer orden: «Yo siempre hablo del valor cultural, que es el primero, ¿verdad? Hacemos la catedral para que sea el lugar de culto de la iglesia, el lugar de acogida de los hijos de Dios, pero después también todo ese genio cultural que tiene y que se expresa en lo que ella es y todo lo que se le fue aportando a lo largo de los siglos», explica el deán.


«Es una iglesia que es de transición, o sea, que comienza en el Románico y termina en el Gótico, pero después también tuvo retablos renacentistas, que conservamos algunas piezas, tiene retablos barrocos; en fin, tiene esculturas, tiene orfebrería, tiene pintura, pues
tiene un archivo musical, y tiene también su archivo histórico, todos los documentos que a lo largo de los siglos se fueron digamos acumulando fruto de esa doble función que también tuvo la iglesia en un momento histórico: la función religiosa y también en muchos casos la función, digamos, civil, porque muchos obispos de Tui fueron señores también de la ciudad de Tui. Los reyes le encomendaban el gobierno de ese feudo a los obispos», cuenta el deán, que de la catedral lo sabe todo.
Buscar recursos
Ser el custodio de semejante patrimonio puede ser motivo de orgullo, pero también genera «una gran responsabilidad y a veces preocupación«. Lo dice con naturalidad el deán mientras atiende a Vigoé pero se intuye en su voz que es un peso importante el que soporta.
«Responsabilidad porque nosotros hemos recibido todo este patrimonio que tenemos que conservar y poner en las mejores condiciones para que todo el mundo pueda disfrutar de él. Y, después, también preocupación porque el paso de los siglos hay cosas que no las mejora sino que tenemos que estar preocupados por su sostenimiento, tenemos que estar preocupados por la conservación, digamos, de la fábrica de la catedral. Afortunadamente, en estos últimos años hemos tenido buenas inversiones de la administración pública», explica.


Porque mantener en buen estado un edifico como este cuesta dinero, dinero que también aporta la Iglesia: «Desde que hemos puesto en valor la visita cultural, el Cabildo tiene si no todos los recursos que quisiéramos si algunos recursos que se van generando, lo que se ve también en las obras que el Cabildo patrocina como en este momento la restauración del retablo de Santiago, que se está realizando en este momento. Es una pena que no esté para la inauguración pero esperamos que ya esté totalmente terminado para el mes de enero».
Portugal también celebra
Le quedan al deán meses por delante de mucho ajetreo. No es cualquier cosa lo que se celebra en Tui y en toda la diócesis a partir de este domingo y durante todo un año. El Ayuntamiento se ha implicado a fondo en las celebraciones, cosa que el deán agradece públicamente. Servirán para reivindicar la trascendencia de la ciudad de Tui, y también como mecanismo para estrechar lazos con Portugal, si eso es posible.

«Todo el norte de Portugal, sobre todo lo que es la actual diócesis de Viana do Castelo, fueron terrenos de la antigua diócesis de Tui y estamos en un entente cordial, hay una gran colaboración. Fruto de ello es que, no solamente sus Majestades los Reyes de España son los presidentes del Comité de Honor, sino también aceptó esa copresidencia el presidente de la República de Portugal», relata.
Es una efeméride, pues, que va más allá del río Miño, lo cruza para adentrarse en territorio luso, como bien se puede comprobar en el nutrido programa de actividades que se avecina y al que el deán de la catedral invirta a todo el mundo a participar porque, al fin y al cabo, se trata de una celebración que nos atañe a todos.



















