Pero, en realidad, quien sale perdiendo es el propio Partido Popular, además del partido de Ciudadanos. El primero, el Partido Popular, porque difícilmente podrá cubrir el espacio político central desde una ultraderecha radical y acartonada a la vista de muchos, un hueco que será aprovechado, sin duda, por el Partido Socialista. En cuanto al partido de Ciudadanos, opino que también sale perdiendo porque su discutido espacio electoral, más a la derecha que el Partido Popular de Mariano Rajoy, ahora quedará ocupado por un Partido Popular mucho más duro e intransigente y con una estructura de partido completa y debidamente coordinada en todas las poblaciones españolas, que es la gran carencia de Ciudadanos.
En mi opinión, las consecuencias de este cónclave del Partido Popular se pueden resumir en los siguientes puntos. Primero: es probable que María Soraya Sáenz de Santamaría Antón —-que es su nombre completo—- termine dimitiendo para dedicarse a su verdadera profesión: abogado del Estado, porque ella es una mujer muy inteligente y con una gran formación académica, además de su gran experiencia política, y puede permitirse abandonar la política activa para retornar a su profesión anterior. Segundo: es probable que Ciudadanos termine integrándose en la estructura del Partido Popular, simplemente porque no podrá seguir existiendo por sí solo, y el Partido Popular siempre puede salvar algunos muebles luego de su previsible desintegración. Tercero: el Partido Socialista Español debería aprovechar el hueco producido en el centro político para arrastrar a su favor los votos de quienes no quieran apoyar ni comprometerse con la continuidad del franquismo. Y todo esto en medio de las tensiones provocadas por el manifiesto deseo independentista catalán, que constituye un complejo y comprometido marco político para cualquier partido que asuma la gobernabilidad del Estado Español. Y así las cosas, espero que España no olvide su propia historia, para que no vuelva a repetirse.