Un rayo acabó este pasado domingo con 22 vacas en la aldea de Quintá, en la localidad pontevedresa de Rodeiro. Las vacas estaban siendo conducidas de regreso por un estrecho camino cubierto de agua y, al caer el rayo, cayeron totalmente fulminadas en cuestión de segundos. Los dueños de los animales resultaron ilesos ya que aunque las acompañaban, la mujer caminaba por el prado y el hombre subido a un tractor.
El primero en informar de lo ocurrido fue el presidente de la cooperativa O Rodo, a la que pertenece la explotación ganadera dueña de los reses, quien señaló que el incidente se produjo por la tarde, cuando las vacas regresaban a la granja tras pasar por la tarde en un prado. En un momento dado, al pasar a la altura de un poste transformador, un rayo cayó sobre esta infraestructura, descargando la descarga eléctrica hacia el suelo.
En ese instante, se escuchó como una explosión y las vacas fallecieron al instante. Por suerte, el dueño de la explotación iba montado en su tractor un poco adelantado y la dueña iba al lado de los animales, pero por el prado.
Pese a haber resultados ilesos, los dueños de los animales permanecen consternados ya que, como explicaba la hija de ambos en declaraciones a TVG. «Es el trabajo de toda una vida, aquí tirado. En cuestión de segundos lo pierdes todo», señalaba María Pardo, la hija de los afectados, visiblemente afectada. «Mi madre se salvó de milagro», manifestó.
Uno de los vecinos ha calculado en el entorno deunos 60.000 euros el valor de las vacas fallecidas aunque, recordó, no se trata tan solo de su coste monetario, sino que al tratarse de una pequeña explotación ganadera que se dedica a vender leche a diario, el perjuicio de lo ocurrido es mucho más elevado, al suprimir de repente la fuente de ingresos de la familia.
La hija de los dueños de los animales admitía que sus padres no saben todavía qué hacer tras el golpe sufrido ya que, como señaló otro vecino consultado por TVG, se están planteando cerrar la explotación, en la que quedan cuatro vacas, una de ellas preñada y que está previsto que alumbre en agosto. «No sabemos si la cría estará bien o si saldrán adelante los dos», avanzaba.
Ahora los afectados están a la espera de lo que dictamine el seguro, mientras que en la parroquia las vacas permanecen tiradas en el camino, a la espera de que una grúa pueda rescatar los cadáveres en una tarea que se prevé laboriosa dada la dificultad del terreno y el elevado número de animales.
De las 30 vacas que tenían, 27 fallecieron, salvándose solo tres, según las mismas fuentes consultadas por Europa Press.