Anoche, las aguas de Bouzas se tiñeron de un azul eléctrico, un espectáculo conocido como Mar de Ardora, mientras que durante el día, el mar adoptó tonos rojizos, revelando dos caras del mismo fenómeno: la bioluminiscencia nocturna y las mareas de color provocadas por la microalga Noctiluca scintillans. Este evento, capturado por la fotógrafa Ana García y documentado por el Instituto de Investigacións Mariñas – CSIC, no solo es un regalo visual para los vigueses, sino también un recordatorio de la complejidad de los ecosistemas marinos. Detrás de su belleza se esconden desafíos ambientales, como la eutrofización y la hipoxia, que requieren una atención urgente.
El brillo azul del Mar de Ardora
Las aguas de Bouzas brillaron con un tono azulado eléctrico, un fenómeno conocido como Mar de Ardora, causado por la bioluminiscencia de la microalga Noctiluca scintillans. Cuando las olas se agitan, millones de estos diminutos organismos emiten luz a través de una reacción química entre luciferina y luciferasa, dos moléculas que convierten energía química en luz de 480 nm de longitud de onda. “Es un espectáculo mágico, visible incluso desde la orilla, que convierte la ría en un escenario nocturno”, explica el Instituto de Investigacións Mariñas – CSIC, destacando cómo este fenómeno, típico de primavera y verano, se ha prolongado hasta octubre debido a condiciones ambientales favorables. La fotógrafa Ana García capturó imágenes de personas caminando por el agua iluminada, un testimonio visual de un momento que trasciende la cotidianidad.
El Mar de Ardora, un término que evoca la luz del mar gallego, no solo es un regalo para los sentidos; es también un recordatorio de la riqueza biológica de la ría de Vigo. “Estos días frente al Instituto de Investigacións Mariñas en Bouzas, el mar brilló azul por la noche… y se tiñó de rojo durante el día”, tuiteó el instituto, celebrando un fenómeno que combina ciencia y estética. Sin embargo, detrás de este brillo se esconde una historia más compleja, ligada a la salud del ecosistema marino.
Un fenómeno con dos caras
Durante el día, el mismo Noctiluca scintillans que ilumina la noche provoca mareas rojas o anaranjadas, un espectáculo visual que ha teñido las aguas de Bouzas en los últimos días. Estos tonos, causados por los carotenoides presentes en las células de la microalga, son inocuos para los humanos, pero revelan un proceso natural que puede tener implicaciones ambientales. “La ardora es uno de los espectáculos más mágicos de Galicia, pero también nos habla de los desafíos del mar”, afirma el IIM-CSIC, destacando cómo estas floraciones están ligadas a procesos de eutrofización, es decir, un exceso de nutrientes que puede provocar falta de oxígeno (hipoxia) al colapsar.
Este fenómeno, que aparece sobre todo en primavera y verano cuando el agua está templada y llena de fitoplancton, ha sido documentado en la ría de Vigo con mayor frecuencia en los últimos años. “El brillo de la ardora no solo es bello; también es un indicador del estado del ecosistema”, explica el instituto, subrayando cómo el cambio climático y la salud del mar están íntimamente relacionados con estos eventos.
El Mar de Ardora en Vigo
El Mar de Ardora no es solo un fenómeno natural, es también un legado cultural que forma parte de la identidad gallega. “La ardora es un espectáculo que ha inspirado a generaciones, desde pescadores hasta artistas”, afirma Ana García, cuya obra Mar de Ardora ha documentado este fenómeno en múltiples ocasiones. Sin embargo, el IIM-CSIC recuerda que detrás de esta belleza se esconden desafíos ambientales. “Estas floraciones pueden estar ligadas a procesos de eutrofización, que afectan la calidad del agua y la vida marina”, explica, destacando la importancia de monitorizar estos eventos para entender su impacto a largo plazo.
Aunque el Mar de Ardora es un espectáculo que celebra la naturaleza, también nos habla de los desafíos del cambio climático. “El brillo de la ardora es un indicador de la salud del mar, y su frecuencia creciente nos alerta sobre la necesidad de actuar”, afirma el IIM-CSIC, destacando cómo la eutrofización y la hipoxia son riesgos asociados a estos eventos. El Mar de Ardora recuerda que la belleza natural requiere responsabilidad. “Estamos estudiando cómo fenómenos como la ardora reflejan el estado de los ecosistemas marinos gallegos, porque entender su luz… es entender el pulso del océano”, concluye el instituto, invitando a una reflexión colectiva sobre el futuro del mar.
Este fenómeno no solo es un espectáculo, es un llamado a la acción, subrayando la importancia de proteger un legado que trasciende lo visual. Con su brillo azul nocturno y sus tonos rojos diurnos, el Mar de Ardora nos recuerda que la belleza de la naturaleza viene siempre acompañada de una responsabilidad, y que el futuro del mar gallego está en nuestras manos.






















