La Guardia Civil ha desmantelado una banda itinerante, altamente organizada y caracterizada por su agresividad, dedicada a cometer hurtos en grandes superficies y centros comerciales. La operación, bautizada como Operación Bispo 1 y dirigida por el Puesto Principal de Baiona-Nigrán, ha logrado esclarecer once delitos y neutralizar una estructura criminal que operaba entre el sur de Pontevedra y el norte de Portugal.
El grupo, que utilizaba las ciudades de Vigo y Tui como bases de residencia temporales para eludir la vigilancia policial y facilitar sus rápidos desplazamientos transfronterizos, actuaba con una notable determinación. En el marco de la operación, se ha procedido a la detención de cuatro personas y a la investigación de otras dos –dos hombres y cuatro mujeres en total, de nacionalidades portuguesa y española– como presuntas autoras de hurtos continuados en establecimientos comerciales.
Agresividad extrema y delitos adicionales
La peligrosidad de la banda quedó patente en varios de sus episodios. En uno de los incidentes más graves, los implicados no dudaron en mostrar una gran determinación para huir cuando fueron descubiertos: atropellaron a un vigilante de seguridad del centro comercial Nasas, en Nigrán, causándole lesiones de diversa consideración al intentar escapar en el vehículo.
Esta agresividad se extendía a los enfrentamientos directos con los empleados de los comercios, a quienes insultaban, amenazaban y agredían con empujones cuando eran sorprendidas. Además de los once delitos de hurto esclarecidos, a uno de los detenidos se le atribuye un delito contra la seguridad de tráfico y conducción temeraria con resultado de lesiones leves, y a otro, un delito de amenazas. Varios de los integrantes contaban ya con órdenes judiciales de averiguación de domicilio y paradero emitidas por juzgados de Santiago y Vigo, lo que evidencia su trayectoria delictiva previa.
Planificación, cambio de bases y vehículos
El modus operandi del grupo estaba basado en una planificación detallada y la movilidad. Los delincuentes se desplazaban a los centros comerciales más concurridos, tanto en la provincia de Pontevedra como en el norte de Portugal, utilizando vehículos de renting que cambiaban periódicamente para dificultar cualquier seguimiento.
El reparto de roles dentro de la banda era claro: los varones permanecían en el exterior, preparados para asegurar la huida, mientras las mujeres accedían a los establecimientos. Sus objetivos principales eran ropa, comida y pequeños electrodomésticos. Para sustraer los artículos, aprovechaban la gran afluencia de clientes en las áreas comerciales, una circunstancia que complicaba las labores de vigilancia del personal de seguridad.
Investigación compleja y coordinada
La investigación, calificada como compleja y prolongada en el tiempo, se basó en el análisis exhaustivo de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de los centros afectados y en el desarrollo de vigilancias discretas durante semanas. Este trabajo de campo fue determinante para localizar las viviendas que ocupaba el grupo, identificar los vehículos empleados y confirmar la conexión entre los distintos hechos delictivos.
La naturaleza transfronteriza de la organización, que actuaba de forma reiterada y planificada entre España y Portugal, requirió una coordinación continua con otras unidades policiales y con los propios establecimientos comerciales perjudicados.
Las diligencias instruidas han sido remitidas al Juzgado de Instrucción nº 4 de Vigo, en funciones de guardia. La Operación Bispo 1 se mantiene abierta, lo que sugiere la posibilidad de nuevas actuaciones a medida que se profundice en el análisis de los hechos y se identifiquen posibles conexiones con otras actividades criminales.






















