Siempre es bueno regalar música en formato físico. Y mucho más ahora que el vinilo, con sus grandes, llamativas y preciosas portadas, vuelve a estar de moda. ¡Incluso un CD gana la partida a una Playlist! A modo de guía, o mejor, de sugerencia personal, vamos a comentar algunos discos publicados en 2025 que, pensamos, pueden ser un muy buen regalo.
Para los más arriesgados, hay que recomendar Getting Killed, el cuarto disco de Geese, una banda de Brooklyn que practica un post-punk bastante fuera del guion de lo que solemos entender por post-punk, y que ha alcanzado un éxito inesperado. Sí, hay momentos desbocados y febriles, pero también aparecen paisajes más orgánicos, free jazz e incluso psicodelia. En todo caso, un disco arriesgado que, desde una personalidad de hierro, busca nuevas guías para el rock abrevando de clásicos como Talking Heads o Captain Beefheart.
Siguiendo la estela del hype del art rock, pero desde el Reino Unido, el segundo álbum de Wet Leg, Moisturizer, confirma que el rock, por la vía del rock fibroso y el punk melódico, ha vuelto definitivamente a situarse en el foco. Provocadoras, sexys, descaradas, herederas del indie rock de los noventa pero con una personalidad muy marcada, Rhian Teasdale y Hester Chambers han entregado un segundo disco de melodías deslumbrantes y sonidos poderosos. We will rock you.
En los últimos años, el hardcore ha contado con una nueva banda tótem. Para un género habituado a los sótanos del underground, el éxito de Turnstile es algo casi inaudito, llenando plazas mayúsculas y encabezando carteles de festivales. Esto es así gracias a discos como Never Enough, que continúa de un modo natural la apertura de miras de su anterior LP, Glow On (2021), llevándola aún más lejos. Lo hace hasta el punto de que, en no pocas ocasiones, Never Enough no parece un disco de hardcore, sino de rock con grandes hechuras en las que, entre otros palos, cabe el punk norteamericano más acelerado, pero también el rock sinfónico o el pop ochentero. ¿Ya no es hardcore pero sigue siendo punk? Sea lo que sea, una obra maestra.
Hay bandas que renacen con energías renovadas. Es el caso de los londinenses Black Country, New Road, que, tras la marcha de su vocalista original, Isaac Wood, se reencontraron a sí mismos y se reformularon como una suerte de mini-orquesta de cámara practicando neofolk progresivo. Ahora capitaneada por las voces compartidas de Tyler Hyde, Georgia Ellery y May Kershaw, el resultado de estos “nuevos” BC,NR ha sido Forever Howlong, un disco que supone una resurrección vitalista y virtuosa, y que se aleja del post-punk original de la banda para adentrarse en terrenos bucólicos y, sin embargo, aún extravagantes.
Una de las figuras más destacadas de este 2025 ha sido Ethel Cain (entre otras cosas por su beef con lan adel Rey), que, alejándose de sus éxitos más populares —como “American Teenager”—, ha entregado un trabajo abrasivo y, por momentos, casi abstracto, Perverts, publicado en enero de 2024. Un disco extremo, dominado por drones interminables, ruido blanco y ritmos comatosos, que supuso un desafío frontal incluso para parte de su propio público. Ese mismo año lanzó una continuación que amortiguaba notablemente el aliento experimental: Willoughby Tucker, I’ll Always Love You. Una exploración alrededor de la importancia, el peso y la huella del primer amor vistos desde la perspectiva de la madurez y, al mismo tiempo, un ejercicio de folk gótico capaz de recrearse en melodías de gran belleza. Si Perverts puede ser un reto demasiado duro, aquí Ethel Cain encuentra un equilibrio más afinado entre lo comercial y lo experimental.
Desde el extranjero pero en lengua castellana, Bad Bunny ha sorprendido a propios y extraños insertando mucho más que en otras ocasiones las músicas tradicionales puertorriqueñas en sus sonidos urbanos. Debí Tirar Más Fotos es un disco de rap, de trap, de dembow y de reguetón, por supuesto, pero que se deja contagiar con alegría por la cumbia, el son y, en general, por los sonidos latinos, en un canto de amor a la tierra propia no exento de contenido político. Fuera prejuicios: el disco más escuchado del 2025 también es uno de los más creativos y excitantes.
Y nos venimos a España empezando por Galicia, donde debemos destacar el debut de Gala i Ovidio. O lo que es lo mismo: la colaboración entre Aida Tarrio de Tanxugueiras y el productor, músico y compositor Raúl Refree, en una obra ambiciosa que hace permutar la música tradicional gallega con la vanguardia electroacústica. Un movimiento similar al que Refree llevó a cabo con la fadista portuguesa Lina. Un final que parece un principio, transpira modernidad y raíces de ese modo tan personal que podemos encontrar en las trayectorias por separado de Raúl y Aida y que, sumadas, han dado lugar a un trabajo destacado.
Seguimos en España. Valeria Castro perdió la voz en directo durante su paso por un talent show televisivo, y se retiró temporalmente víctima de una crisis de ansiedad provocada por el exceso de trabajo. Fue el precio —ya pagado, y con una Valeria recuperada— de un salto a la fama desorbitado gracias a un segundo disco que la ha encumbrado merecidamente. El cuerpo después de todo es una obra delicada y rica en matices, donde Castro muestra una personalidad intransferible, una voz embriagadora, una lírica suave pero contundente alrededor del afecto a uno mismo y a los demás, y una inteligencia poco común a la hora de rodearse del productor que su música necesita para sonar mínima y expansiva al mismo tiempo. Exquisita, en todo caso.
¿Musica para la generación Z? Daisy puede ser música urbana, sí, de la que llena salas y escenarios principales en festivales de gente muy joven. Y a ese público se lo recomendamos sin reservas, pero también a cualquier otro con las orejas bien abiertas y cero prejuicios. Hablamos de un fascinante ejercicio de equilibrismo entre música electrónica y merengue, pop ensoñador y reguetón, psicodelia y trap. Un batido multifrutas sonoro y un tour de force de excelente producción. El disco recuerda al detallismo mimoso del productor Dave Fridmann y ha convertido a Rusowsky en un artista generacional. Así que si lo tuyo no es la música urbana, mete los prejuicios en la esquina más profunda de un armario y escúchate Daisy, porque es un fantástico ejercicio de pop contemporáneo.
Guitarricadelafuente, cuya singularidad ha ensanchado las fronteras de su primer álbum, La cantera (2022), urbaniza ahora su sonido y construye un discurso sensual y sexual que ha fortalecido al personaje. Eso sí, su música sigue siendo personalísima en el cante, e inventiva en las soluciones, con una identidad cada vez más definida. Se está convirtiendo en icono y logrando un reconocimiento mainstream. Un éxito merecido gracias a temas como “Babieca” o “Full time papi”.
Las recomendaciones de discos de este año para regalar en Navidad se cierran con el tsunami. Con el agujero negro mediático que todo lo ha absorbido. Con la obra que lo ha devorado todo. Hay quien no puede con ella, quizá por la sobre exposición mediática. Y hay quien aminora la importancia de Rosalía, pero pocas artistas españolas han construido una obra tan importante, tan mutante, tan sorprendente y tan sólida como la suya a lo largo de una carrera. Cuatro obras, cuatro aciertos, cuatro discos libérrimos en los que la catalana ha hecho lo que ha querido y no lo que se esperaba de ella. Y esto se ha visto más que nunca en Lux, donde reconocemos todos los patrones previos de la autora de “Malamente” (el flamenco y la música urbana), ahora atravesados por nuevas capas sinfónicas, por la (mal) llamada “música culta” y por una evolución hacia temáticas ya presentes en canciones anteriores, especialmente las relacionadas con su intensa espiritualidad. Nosotros no nos salimos del camino y creemos que, una vez más, un nuevo disco de Rosalía —este Lux asombroso y, sí, deslumbrante— vuelve a ser uno de los discos imprescindibles de la temporada.























