Vigo ha despertado hoy con el eco de los cánticos de San Ildefonso resonando con una fuerza especial en sus polígonos industriales. El Sorteo Extraordinario de Navidad, esa cita que paraliza el país cada 22 de diciembre, no ha tardado en dejar su huella en la ciudad olívica. Pasaban solo veintiún minutos de las nueve de la mañana cuando el bombo arrojaba la primera gran noticia de la jornada: el segundo premio, recaído en el número 70048, repartía millones y una alegría desbordante entre los empleados de una de las firmas más emblemáticas de la ciudad, Bimba y Lola.
Aunque el número ha sido vendido íntegramente en una administración de la calle Barquillo, en Madrid, la participación de la empresa ha permitido que una lluvia de millones cruce la península hasta aterrizar directamente en las oficinas y almacenes de la compañía gallega. La noticia, que ha corrido como la pólvora por los grupos de mensajería instantánea y los pasillos de la sede, ha transformado el lunes laboral en una improvisada jornada de celebración.
Una lluvia de millones entre hilos y patrones
La suerte ha querido que el 70048 fuera el número elegido este año por el personal de la firma de moda. Según los primeros testimonios recabados entre los agraciados, la participación en el sorteo es una tradición arraigada en la plantilla, pero nunca antes había alcanzado esta magnitud. Algunos empleados ya calculan sus ganancias en torno a los 30.000 euros por participación, una cifra que para muchos supone el mejor de los aguinaldos posibles.
La casualidad ha querido que el segundo premio haya sido el primer gran premio en salir este año, cantado a las 9:21 horas. En el momento en que las bolas rodaban por los alambres del Teatro Real, muchos trabajadores se encontraban aún incorporándose a sus puestos o incluso terminando sus rutinas matutinas antes de entrar a las oficinas de la textil.
A medida que avanza la jornada, las historias personales detrás de cada participación empiezan a aflorar: desde familias que ya planean desahogar hipotecas hasta parejas que ven en estos 30.000 euros la oportunidad de cumplir sueños postergados. Vigo, que siempre aguarda con esperanza la llegada de «El Gordo», ha encontrado en este madrugador segundo premio un motivo de orgullo y celebración colectiva.
El futuro del sorteo tras el primer impacto
A pesar de que el 70048 ha dejado un rastro de felicidad en la calle Barquillo de Madrid y en los despachos de Vigo, el sorteo continúa su curso. Con la mirada puesta en los grandes bombos, la ciudad espera que esta primera alegría no sea la última de la mañana. Sin embargo, pase lo que pase en las próximas horas, los trabajadores de Bimba y Lola ya han ganado su particular batalla contra la estadística, demostrando que, a veces, la moda y la suerte visten el mismo color.























