Dinero en efectivo, transferencias bancarias, pago con tarjeta a través de TPV, pagarés, domiciliaciones bancarias… En la actualidad contamos con muy diversas opciones a la hora de hacer cualquier tipo de pagos en comercios, servicios de suministros, etc.
La tecnología ha flexibilizado mucho las formas de pago, lo que ha sido muy útil tanto para los gestores de los comercios y las empresas como para los propios usuarios, que valoran positivamente estos avances constantes que afectan a su economía doméstica.
Tanto es así que, en la actualidad, y aunque el efectivo sigue siendo el medio de pago más utilizado en España, la realidad en cuanto a los sistemas de pago utilizados es cada vez más diversa.
Los datos demuestran una diversificación en los medios de pago
Los datos están de parte de esta teoría. En los últimos años, la población nacional sigue utilizando, con prioridad absoluta, monedas y billetes, especialmente para pequeños pagos. En total, el 57 % de las compras se hacen con este recurso.
El segundo gran bloque de compras se realiza gracias a las tarjetas de crédito y débito. Completamente integradas en la vida desde hace décadas, salen de carteras, bolsos y monederos para ejecutar el 32 % de las transacciones.
En el tercer puesto se sitúan, cada vez con mayor fuerza, las nuevas tecnologías. El pago con el móvil, con el reloj inteligente o incluso con anillos vinculados a la cuenta bancaria es algo cada vez menos extraño.
Es cierto que tan solo el 7 % de los pagos se hace por estas vías. Sin embargo, las nuevas generaciones apuestan por estos métodos frente a los dos anteriores, de manera que es cuestión de tiempo que acabe imponiéndose como fórmula favorita en algunas décadas.
En este punto hay que destacar el uso cada vez más acostumbrado del Bizum, que es un método muy empleado para traspasar dinero entre particulares, pero que cada vez más se ve en comercios, especialmente en espacios como ferias, salas de exposiciones, etc.
Por último, se sitúan los pagos con otros métodos. En este grupo se incluyen cheques, tarjetas de regalo, etc. Estos suman un 4 % del total de las compras que se realizan en nuestro país.
De manera absolutamente anecdótica, puesto que es una opción bastante limitada, se puede hablar del pago con criptomonedas. Es minoritario, pero se registran algunas transacciones con este tipo de moneda virtual, especialmente en el ámbito tecnológico.
Del dinero físico al TPV: la evolución de los métodos de pago a lo largo del tiempo
Los usos y costumbres de la sociedad en cuanto a los pagos han variado desde el inicio de la historia. No obstante, desde la aparición del papel moneda no ha habido grandes cambios durante siglos… hasta las últimas décadas de la centuria del 1900.
Desde 1980 se vive una gran revolución tecnológica que sí ha hecho que las tendencias en la forma de pagar por productos y servicios cambie. Esta evolución no ha hecho más que acelerarse, obligando a comercios, autónomos y empresarios a introducir continuamente nuevas facilidades para adaptarse a la demanda.
Décadas de 1980 y 1990: del dinero físico a las tarjetas
Hasta 1980 el efectivo era el método de uso indiscutible. En la sociedad española existía cierto rechazo hacia el dinero de plástico, que es como se conoce a las tarjetas de crédito y débito, aunque estas ya estuvieran en activo desde 1958 en América.
Sin embargo, en esa década, con la apertura social y comercial de España, las tarjetas comenzaron a ser cada vez más habituales. A ello ayudó el aumento de la infraestructura, con la aparición de cajeros automáticos situados en las entidades bancarias.
Década de los 2000: la revolución de las .com
Se conoce como revolución de las .com al cambio drástico que, en el ámbito social, industrial y económico, se produjo con la democratización de internet.
Pronto surgieron los nuevos comercios digitales que posibilitaban la compra a través de la red. Para ello, no había otro modo que usar el contrarrembolso, con el sobrecargo económico que suponía, o pagar con tarjeta.
Inevitablemente, la tarjeta acabó utilizándose cada vez más. Además, la banca desarrolló páginas web para poder operar con internet, lo que también equilibró la balanza hacia ese lado, frente a la preponderancia del dinero físico.
Década de 2010: el smartphone lo cambia todo
En la década del 2010 surge un nuevo paradigma: se puede llevar el banco en el móvil, en el bolsillo, en todo momento.
Otras innovaciones como el pago sin contacto a través del TPV o las apps de pago hicieron que cada vez más personas se familiarizaran con el pago digital, el uso de tarjetas de crédito e incluso de billeteras digitales.
Año 2020: la pandemia y las nuevas medidas de seguridad
La pandemia de la Covid-19 de 2020 supuso un antes y un después para los pagos con smartphone, la tarjeta de crédito o el reloj inteligente.
Las importantes medidas de seguridad sanitaria invitaban a desplazar el efectivo para que el contacto fuera el menor posible y, por tanto, se redujeran los contagios del virus.
Esto puso a trabajar a bancos y comercios digitales en la mejora de sus servicios para responder a la nueva realidad… que acabó imponiéndose hasta el presente.
En la actualidad, el dinero físico no ha desaparecido. Tampoco parece que lo vaya a hacer a corto plazo. Sin embargo, ya no se entiende que un comercio, por pequeño que sea, no permita incluso pagos mínimos con el TPV o cobrar con el móvil.
De esta manera, pagos en efectivo y pagos electrónicos conviven para adaptarse a una realidad variada, en la que el cliente quiere que todo sea lo más flexible posible para él. Esto se traduce en una mayor comodidad para el día a día, ya que cada cual puede elegir cómo comprar, cuándo y de qué manera.




















