El Premio Nobel de Economía de 2024, Daron Acemoglu, fue el encargado de cerrar la segunda edición del Vigo Global Summit -que reunió a más de mil asistentes durante este miércoles y jueves en la ciudad viguesa-, donde ofreció una reflexión sobre el impacto de la Inteligencia Artificial (IA) en el empleo, la productividad y la desigualdad.
Acemoglu comenzó su ponencia “El progreso en un punto de inflexión: tecnología, poder y los desafíos globales” destacando que las pequeñas y medianas empresas (pymes) son el motor del crecimiento de territorios como Galicia, pero también advirtió de que estas empresas se enfrentan a grandes retos para adoptar la IA y otras tecnologías avanzadas. A su entender, las pymes son “más lentas” que las grandes corporaciones y “hay una gran brecha ahora en la computación en la nube o en robótica”, algo que “va a ralentizar la expansión de la IA”.
“La IA tiene una naturaleza de propósito general: va a afectar a todo, desde la educación hasta el transporte”, afirmó Acemoglu. Sin embargo, advirtió de que su impacto dependerá de cómo se utilice. “No hacemos el mejor uso de estas tecnologías”, sentenció.
Sobre el aumento de la productividad que va a generar la IA, el Nobel recordó que “muchos informes prometen un crecimiento económico de hasta un 5% anual gracias a la IA, especialmente en países como Estados Unidos”. Pero recordó que “la electricidad tardó 40 años en expandirse” y que la IA requerirá cambios organizativos más profundos para desplegar todo su potencial.
Según explicó, las pymes tienen dificultades a la hora de incorporar las tecnologías de automatización. El reto es proporcionar mejores herramientas a las empresas para ampliar las capacidades de los trabajadores y, por ende, del mercado. Concretamente, “en países como España, el aumento de la productividad ha sido anémico, especialmente en lo que se refiere a la economía de servicios, donde mejorar la eficiencia es un gran desafío”, señaló.
En paralelo, Acemoglu señaló: “El mundo envejece rápidamente, la población se estabilizará en unos 20 años lo que supondrá un cambio enorme a nivel laboral. Serán necesarios ajustes”. Con todo, apeló a “reimaginar todo lo que se puede hacer con IA”, pero siempre llevada al terreno de la automatización para aumentar la productividad. Tras esta exposición, el Nobel declaró: “todo ello me lleva a concluir que la productividad aumentará con la IA de manera más lenta y será mucho más dolorosa de lo que se había imaginado”. Además, esta transición -expuso- podría ampliar las desigualdades sociales y alimentar fenómenos como el auge del populismo de extrema derecha.
Sin embargo, en contraposición a la automatización, Acemoglu defendió la idea de una “inteligencia artificial pro-worker”, orientada a ampliar las capacidades humanas en lugar de sustituirlas: “La automatización pura no es el camino. Si cada trabajador mejora su rendimiento un 40%, el crecimiento será más sostenible que si solo automatizamos, adaptándose a un entorno cambiante”, defendió. “La automatización de las tareas que asumen los humanos será de manera gradual; en torno a un 3 y un 6%”.

Complementariedad humana
Sobre el motivo de por qué no lo hace ya el mercado, Acemoglu explicó que el sector tecnológico está dominado por apenas seis grandes empresas que “compran a sus competidores y limitan la innovación” y apeló a “adoptar una postura proactiva en regulaciones y políticas” en las que la sociedad civil debe formar parte. Con este modelo, se evitarían desigualdades, se crearían nuevos mercados y las pymes podrían adaptarse mejor a un mundo cambiante. “Por eso el mercado no corrige estas dinámicas por sí solo”, lamentó.
Así, Acemoglu llamó a conceptualizar un nuevo enfoque para el desarrollo de la IA, inspirado en la teoría de la complementariedad humana: “La IA a favor de las personas trabajadoras es factible, pero requiere una orientación clara en la investigación y en las políticas públicas”, afirmó. “Necesitamos una regulación que garantice que esta tecnología avance en la dirección correcta. Los datos no pueden ser gratuitos ni quedar solo en manos de unos pocos”.
IA, datos y el futuro del trabajo
La segunda jornada del congreso estuvo centrada en “Economía digital: inteligencia artificial, datos y el futuro del trabajo”. Para ello, el foro arrancó con la intervención de Emma Gómez, directora general de APD España –colaboradora del congreso–, que urgió a Europa reaccionar frente al poder de Estados Unidos y China: “Reaccionemos antes de que la crisis nos golpee demasiado”, señaló. Durante su intervención, Gómez recordó: “De las 20 empresas más valiosas del mundo, ninguna es europea y entre las 100 primeras sólo hay 17 procedentes de países de Europa, de las que sólo una es española”.

Las tres ‘s’ de la IA
Para profundizar en el futuro del trabajo en el marco de la actual revolución digital, la catedrática de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, Amparo Alonso, afirmó en el Vigo Global Summit que “la IA, con sus luces y sus sombras, lo está cambiando todo: empleo, geopolítica, economía”. “Se van a crear nuevos puestos de trabajo como ciberseguridad o científicos de datos”, pero, “además de ingenieros, se necesitarán para la parte más ética de la IA, expertos de todo tipo, filósofos, psicólogos”, añadió la catedrática.
Alonso también centró su discurso en la base ética que debe tener esta revolución y subrayó que el camino de Europa debe centrarse en las personas “que se tenga en cuenta su privacidad y que sea sin sesgos”. “Debemos ser capaces de asegurar nuestra humanidad”, aseveró Alonso y subrayó que Europa debe liderar una UE que preserve nuestros valores y se base en un modelo centrado en tres “s”: así, la IA debe ser sostenible, debe tener sentido, que sea útil, y hacerlo con soberanía tecnológica.
A la charla de Alonso se incorporó Antón Costas, presidente del Consejo Económico y Social, quien coincidió con la experta en inteligencia artificial en que las aplicaciones tecnológicas deben ser útiles y no sustituirnos. Costas apeló a no caer en el fatalismo, sino a impulsar desarrollos que hagan de la inteligencia artificial una herramienta “útil para mejorar nuestras capacidades y garantizar que la prosperidad sea para todos”. A su juicio, algunos lo denominan “apocalipsis laboral” ante la incertidumbre y la ansiedad que provoca no saber qué ocurrirá.

Vigo Global Summit, 3ª edición
El delegado del Estado de la Zona Franca de Vigo, David Regades, celebró al cierre del congreso la calidad de los ponentes y de sus reflexiones y confió en que Europa sabrá asumir el reto tecnológico futuro.
Por su parte, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, felicitó a Zona Franca por liderar un encuentro como el Vigo Global Summit y bromeó sobre una consulta que acababa de realizar a la IA de su móvil: le he preguntado cómo podría cerrar este congreso y ha sido muy clara: nos vemos aquí, de nuevo, en dos años y os esperamos a todos”.























