La A-55, una de las carreteras más transitadas y también más temidas de Galicia, vuelve a ser noticia. La Dirección General de Tráfico (DGT) ha pintado de amarillo una de sus plataformas (la que discurre en sentido Tui) y ha reducido la velocidad máxima permitida a 60 kilómetros por hora en el tramo comprendido entre los puntos kilométricos 9 y 11, a su paso por el Concello de Mos.
La medida se enmarca dentro de las actuaciones de mejora y seguridad vial que se están llevando a cabo en la vía, especialmente en aquellos puntos donde el riesgo de siniestralidad es mayor.
La carretera con peor siniestralidad de Galicia
La leyenda negra de la A-55 es bien conocida entre los conductores gallegos. Este corredor, que conecta Vigo con la frontera portuguesa, acumula año tras año uno de los índices de accidentes más elevados de toda la comunidad. Su trazado, con curvas pronunciadas, tráfico denso y frecuentes incorporaciones, ha convertido a la autovía en un punto crítico para la seguridad vial.
Hace tiempo que en la A-55 pisar el acelerador se considera una mala idea. Lo es por dos motivos: las posibilidades de sufrir un accidente en algunos de sus tramos son elevadas, y las sanciones por exceso de velocidad, casi garantizadas.
Señalización amarilla y velocidad limitada
El nuevo tramo pintado de color amarillo corresponde al carril en sentido Tui, entre los kilómetros 9 y 11, donde se desarrollan trabajos de mantenimiento y adecuación. La DGT ha recordado que esta señalización implica una limitación temporal de velocidad a 60 km/h, y ha insistido en la necesidad de extremar la precaución durante el paso por la zona.
Durante el verano, Tráfico ya había advertido de que se realizarían controles con radares móviles en los tramos en obras con velocidad reducida. Estos dispositivos se desplegarán de forma aleatoria para garantizar el cumplimiento de las normas y proteger tanto a los conductores como al personal que trabaja en la carretera.



Vigilancia reforzada y prevención de accidentes
Fuentes de Tráfico señalan que el objetivo de estas actuaciones no es solo sancionador, sino preventivo. La A-55 es una vía con un tráfico diario muy elevado y una alta proporción de desplazamientos cortos, lo que incrementa el riesgo de distracciones y maniobras bruscas. La reducción de la velocidad, unida a la nueva señalización, busca minimizar el impacto de posibles colisiones y mejorar la fluidez en los tramos afectados por obras.
La medida se suma a otras ya aplicadas en los últimos meses, como la instalación de paneles informativos y la mejora del firme en distintos puntos del trazado.
Conducir con mil ojos
La fama de la A-55 no es casual. Es, con diferencia, la carretera más accidentada de Galicia, y cada nuevo ajuste en la señalización o en los límites de velocidad responde a una realidad conocida por todos los conductores: aquí no hay margen para despistes.
La DGT insiste en la prudencia al volante, especialmente en jornadas de lluvia o con visibilidad reducida. Y aunque las obras supongan una molestia temporal, recuerdan que cada medida tomada en esta autovía busca lo mismo: evitar que la leyenda negra de la A-55 siga creciendo.
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