Con el desarrollo urbanístico de la ciudad de Vigo se ha ido descubriendo que existe un enorme conjunto de restos arqueológicos en diferentes puntos, desde el monte de O Castro hasta diferentes localizaciones en algunas calles secundarias e incluso principales. Algunos de estos restos resultan relevantes y otros, en cambio, simples residuos históricos sin excesivo valor, una valoración que, obviamente, le corresponde a los órganos competentes, ya sean municipales, provinciales o autonómicos.
Pero la ciudad crece como un monstruo que amenaza con tragárselo todo y es preciso delimitar las actuaciones para preservarlas, sobre todo, de los intereses particulares. En algunas ciudades esos restos se han salvado y hoy constituyen un legado que forma parte de la urbe y que incluso sirven como recurso turístico, como es el caso, por ejemplo, de la ciudad de Cádiz.
En Vigo se han conservado las salinas de la Rúa Marqués de Valladares y los restos del monte de O Castro. Sin embargo, se han olvidado los restos puntuales de la muralla de la Rúa Laxe y otros que se decidieron taparlos sin ninguna explicación, y algunos otros de origen romano y que parecen de gran importancia y de los que el Concello prefiere no hablar, ubicados en el entorno de la Rúa Marqués de Valterra.
Sería mucho mejor un poco de transparencia sobre esos temas que forman parte de un patrimonio que es de toda la ciudadanía, de la propia ciudad.